Page 740 - Mahabharata
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               recordó el día en que su carro ardió; Krishna le había dicho que todo lo que existe en
               este mundo ha sido creado con un propósito, y que una vez que se cumple el propósito

               por el que fue creado, el mundo ya no lo necesita más. ¡Pero eso no podía ser así en el
               caso de Krishna! ¡él le necesitaba! Arjuna estaría perdido sin él. No podía decir que su
               tarea había concluido, que su propósito se había cumplido, el propósito por el que había
               nacido.
                   Arjuna llorando angustiosamente le dijo:
                   —¡Mi Señor! ¡Por favor, no vuelvas a decir que tu propósito se ha cumplido! ¡No
               puedo soportarlo! Krishna se echó a reír y le dijo:

                   —No pretendía herirte, Arjuna. Tan sólo quería decir que la guerra había concluido.
               Yo sé que tú me necesitas, es más, yo te necesito a ti. No puedo vivir sin ti. ¿Acaso no te
               has dado cuenta aún de que tú y yo somos parte el uno del otro? La mitad de mi alma es
               Arjuna.
                   Krishna le contó lo que pasó la noche anterior a la muerte de Jayadratha, le contó

               la conversación que tuvo con Daruka y su decisión de luchar si las cosas empeoraban.
               Arjuna se sintió tocado por las palabras de Krishna y los dos permanecieron en silencio
               durante un rato; se querían tanto que no era necesario expresarlo en palabras. Después
               de algún tiempo, Arjuna accedió a que Krishna regresara a Dwaraka bajo la condición de
               que regresase tan pronto como pudiera. Krishna le sonrió y le dijo:
                   —¡Naturalmente! No puedo pasar mucho tiempo separado de ti. Volveré pronto.
               Luego regresaron a Hastinapura.
                   Aquellos días que habían pasado en Indraprastha habían sido días muy felices. Ar-
               juna estaba muy contento de haber visitado aquellos lugares entrañables. En cuanto
               llegaron a la ciudad se dirigieron al palacio para encontrarse con Dhritarashtra y Yudhis-
               thira, pero como ya era tarde decidieron ir a dormir y dejar el asunto para el día siguiente.
               Por la mañana Arjuna y Krishna fueron a los aposentos de Yudhisthira y allí pasaron

               algún tiempo juntos. Luego Arjuna muy dulcemente le comentó a su hermano el deseo
               de Krishna de regresar a Dwaraka. La sola mención de que Krishna iba a separarse de
               ellos trajo lágrimas a los ojos de Yudhisthira; luego, sobreponiéndose, dijo:
                   —Krishna, es justo que desees ver a tus padres, no quiero impedir que te vayas. Pero,
               Krishna, ¿cómo podremos vivir sin ti? Tú eres parte de mí y no puedo ni siquiera pensar
               en dejarte ir, pero sé que tengo que permitirlo. Te dejaré ir bajo una condición, y es que,
               igual que en los tiempos pasados cuando estábamos en Indraprastha, has de venir a mí
               en cuanto piense en ti. Siempre que quería estar contigo, tú recibías el mensaje y venías a
               mí; que sea así también ahora. Ve y reúnete con tu padre y con tu querida madre, ya ha
               pasado mucho tiempo desde la última vez que te vieron y muchas cosas han ocurrido
               desde entonces.
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