Page 132 - Pacto de silencio
P. 132
EL INVENTO DE LAS ANILINAS Y DE LAS ANILIDAS
A la vista de lo hasta ahora expuesto, uno halla plena justificación para preguntarse:
«Pero, bueno, ¿qué es lo que le han visto al aceite pata ensañarse con él hasta el punto
de declararlo culpable del envenenamiento de más de 25 000 personas?» Lo que le
han visto son las anilinas y anilidas que contiene. Me explico: el aceite de colza se
importa desde Francia, con licencia para uso industrial, con lo cual es mucho más
barato que el aceite de oliva para uso humano. Este aceite de colza viene
desnaturalizado, lo cual quiere decir que ha sido teñido con anilinas, para que su
aspecto no invite a su ingestión. A los industriales que se sientan en el banquillo de la
Casa de Campo se les acusa, en muy resumidas cuentas, de estar involucrados en un
negocio que se dedicaba a re-naturalizar este aceite de colza: o sea, a quitarle
nuevamente el tinte —las anilinas— para desviarlo hacia el consumo humano, a un
precio de venta sensiblemente inferior al aceite de oliva, con lo cual era altamente
competitivo en el mercado, naturalmente. Este proceso de re-naturalización se hacía
en España, una vez importado aplicando baremos de uso industrial.
Y argumentan los acusadores que en este proceso de re-naturalización, se generan
anilidas. Estas anilidas y las anilinas que contuvo el aceite, serían las sustancias
tóxicas a las que cabría atribuir el envenenamiento masivo.
Hasta aquí, la historia parece correcta. Tan correcta que se venía practicando
habitualmente —desde hacía siete años, de acuerdo con las manifestaciones del
Dr. Báguena durante el juicio— sin mayores problemas, y con pingues beneficios.
Comencemos pues por el principio, por las anilinas:
El 6 de julio de 1987 el prestigioso epidemiólogo inglés sir Richard Dolí, declaró
en el juicio: «Afirmo que el aceite adulterado con anilina fue la causa del síndrome
tóxico. —Y añadió—: Pero ignoro el efecto químico que provocó la reacción».
¿Entonces? ¿En qué se basa para tan tajante e influyente afirmación? Si es en los
estudios epidemiológicos, más adelante nos dedicaremos a ellos. Si es en las anilinas
que acaba de mencionar, lo hacemos ahora mismo. Para empezar, y en un plano
popular, de calle, sin adentrarnos por el momento en excesivas disquisiciones
técnicas especializadas, diremos que las anilinas al aceite no le hacen nada; solamente
lo tienen, dándole un color feo para que a nadie le apetezca tomarlo. Tal vez
convenga recordar que quien más quien menos, todos hemos comido anilina: los
colorantes son las anilinas, los tintes son las anilinas, los juguetes de hace unos años
llevaban anilinas, y los polos, que eran y son de verde o rojo o naranja, eso es anilina,
y la hemos comido todos y no ha pasado nada. Al respecto me comenta el
Dr. Antonio Muro, hijo: «Y esta es la gran mentira que montaron con el aceite de
colza desnaturalizado para uso industrial, desviándolo para el comercio humano:
¡como si se estuviera comerciando con algo terrible y malísimo! No, lo único que era
ebookelo.com - Página 132