Page 133 - Pacto de silencio
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es un fraude a Hacienda y punto; y un fraude comercial, ¡ya está! Y eso es lo que
           utilizaron para salvar la cabeza del Gobierno de entonces y luego todo lo demás.»
               Pero vayamos a datos más concretos. Ya el 23 de septiembre de 1981 apareció en
           el diario El País  un  artículo  firmado  de  forma  conjunta  por  el  doctor  en  Ciencias

           Químicas Fernando Montoro y la doctora en Farmacia Concepción Sáenz, quienes
           escribían, entre otros razonamientos, y refiriéndose naturalmente al síndrome tóxico:

                 «Los adulterantes descritos hasta el momento han sido los siguientes: anilina,
                 azobenceno,  metilanilina,  dimetilquiloeina,  bromoanilina,  bromoazobenceno,

                 oleanilida, y nitrobenceno.
                 »Todos  estos  compuestos  químicos  no  pueden  ser  los  causantes  de  tantas
                 muertes en las cantidades que suponemos han sido ingeridos. Hay que tener en
                 cuenta que el aceite de colza se desnaturaliza añadiendo sólo un 2 por 100 de

                 anilina, que en el proceso de refino (lavado con ácidos) se elimina toda o su
                 mayor parte, y que muchos de los compuestos dados a conocer son procedentes
                 de las impurezas propias de la anilina o de la composición de colorantes (no
                 tóxicos a corto plazo) fabricados con ella.

                 »Para que se produjera una intoxicación de las características de la presente,
                 sería necesario haber ingerido grandes cantidades, o tal vez pensar en un lento
                 proceso acumulativo.
                 »La aparición brusca hacia el mes de mayo de la enfermedad, así como el que

                 se  haya  producido  en  muchos  casos  por  la  ingestión  de  unos  determinados
                 alimentos  cocinados  con  el  supuestamente  aceite  tóxico,  descarta  a  nuestro
                 juicio, el que los componentes arriba mencionados sean causantes exclusivos
                 del síndrome tóxico.»


               En  el  mes  de  septiembre  de  1987,  un  especialista  en  aceites  como  lo  es  el

           Dr. Bloque, manifestó a la Sala durante el Juicio que todos los aceites que tengan
           menos de un 3% de impurezas, son normales. Y los que nos ocupan en relación con el
           síndrome tóxico estaban adulterados con un máximo de un 2’8% de anilinas.
               Las  anilinas,  ingeridas  directamente  y  a  dosis  grandes  de  unos  20  gramos,

           producen  intoxicaciones  agudas  que  pueden  llegar  a  ser  mortales.  Para  que  esto
           sucediera, y si fueran las anilinas contenidas en el aceite las causantes de la tragedia,
           cada afectado tendría que haber bebido de golpe —a la proporción que las anilinas
           estaban presentes en este aceite— enormes cantidades de litros del mismo.

               Recordemos también las palabras del recién citado Dr. Montoro (que en el lapso
           que  media  entre  ambas  manifestaciones  había  ocupado  la  subdirección  general  de
           Establecimientos y Asistencia Farmacéutica), ya reproducidas al hablar de la curación
           de los afectados: «Lo de la anilina era impresentable, desde mi punto de vista». Se

           refería naturalmente a la hipótesis oficial de que la anilina contenida en los aceites
           sospechosos había sido la causante del envenenamiento.
               En cuanto se levantaron voces que decían que la anilina no pudo haber causado la



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