Page 136 - Pacto de silencio
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consiguiente, estas “anilidas” sirven, cuando menos, de diagnóstico exacto
para determinar esta intoxicación.
»El Instituto Nacional de Toxicología ha desarrollado unas técnicas muy
sofisticadas y de alto nivel analítico, demostrando en los cadáveres de
intoxicados, supuestamente con aceite de colza desnaturalizado, la presencia de
“anilidas”, que es bajo el punto de vista científico el único medio de
diagnóstico seguro, capaz de determinar la intoxicación alimenticia producida
por el aceite de colza desnaturalizado.
»El Instituto Nacional de Toxicología por todas las pruebas analíticas
químicas-toxicológicas y las pruebas anatomopatológicas que ha realizado, en
un estudio científico completo, puede determinar que los aceites que no
contienen “anilidas”, no son los productores del síndrome tóxico, ya que las
demás elementos anormales encontrados en los aceites, como anilina,
colorantes y derivados aromáticos, no pueden considerarse capaces de producir
el síndrome tóxico, porque las cantidades encontradas de estas sustancias, no
presuponen sintomatología tóxica, aunque estos aceites sean fraudulentos y
deban también considerarse como no aptos para el consumo, pero repetimos los
únicos causantes del llamado síndrome tóxico, son aquellos que contienen,
ademas de estas sustancias, las “anilidas” patentizadas.»
Se extiende luego el informe en la consideración de que la detección de anilidas
es prácticamente imposible en un cadáver exhumado debido a la putrefacción
cadavérica, ya que es necesario que la víscera sea fresca para poder realizar los
análisis correspondientes, para terminar reafirmando que los informes de los
cadáveres que en aquel entonces estaba estudiando el Instituto Nacional de
Toxicología «claramente determinan la presencia de “anilida”».
¡Ah! ¿Sí? Bien, pues nos vamos derechitos al Instituto de la Grasa de Sevilla, que,
enterado de que «algunos centros nacionales de investigación, que han tenido acceso
a piezas procedentes de autopsias han comprobado la presencia de anilidas grasas, sin
modificar en los tejidos adiposos de los fallecidos», estudia experimentalmente en
ratas la eliminación de anilidas, comprobando que el 47% se elimina dentro de las
primeras 24 horas, y continuando su excreción a lo sumo durante 120 horas. Estudio
que publica el 23 de abril de 1982.
El Dr. Tena emite el 30 de junio de 1982 un informe que da cuenta de la
reproducción de la prueba, en la que se ha llegado a análogos resultados. De ellos se
desprende que nunca pudieron encontrarse anilidas en vísceras, como pretendía el
Dr. Tena, por la sencilla razón de que las muertes de los afectados han ocurrido
normalmente bastante tiempo después de haber sido hospitalizados, por lo que
lógicamente ya no consumían aceite, y las anilidas provenientes del aceite
supuestamente tóxico consumido en sus domicilios, tuvieron tiempo más que sobrado
de ser eliminadas del organismo.
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