Page 142 - Pacto de silencio
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EL ACEITE NO ES TÓXICO
La actual directora del Boletín Oficial del Estado, que había sido directora general del
Plan Nacional para el Síndrome Tóxico (PNST), Dra. Carmen Salanueva Urtiaga, en
cuya boca pusiera la epidemióloga Dra. María Jesús Clavera Ortiz la frase de que
«los sumarios en España dejan mucho que desear», y que en junio de 1983 fue
acusada por los doctores dimisionarios Pedro García Barreno —presidente de la
comisión unificada— y Ángel Martín Munido —presidente de la subcomisión
biomédica— de haber ocultado a la OMS un informe sobre aceites RAPSA en el que
el Instituto de la Grasa de Sevilla decía haber encontrado restos de aceite mineral en
las cisternas que contenían la colza desnaturalizada, dijo en 1985 ante las cámaras de
televisión de la RAI italiana que la epidemiología había demostrado que el aceite de
colza era el culpable de la intoxicación de 1981, cosa que luego mostraré que es falsa,
pero dijo también en aquella emisión una cosa cierta: dijo que no se podía hablar de
certeza, cuando no se había hallado todavía el tóxico. Habían pasado casi cuatro años,
y el supuesto tóxico que llevaba el aceite aún no se había podido hallar.
La situación continúa exactamente igual hoy. El Dr. Antonio Muro, hijo, razonaba
en abril de 1987: «Bueno, si después de seis años todos los laboratorios de química
avanzada del mundo a los que se les han llevado muestras, no han conseguido sacar
nada, simplemente pensando con la misma lógica con que ha estado pensando mi
padre siempre, y que es con la que continuamos nosotros, pues lo lógico será pensar
que es que no había nada. Eso será lo más lógico. Sin ser yo muy científico, lo lógico
que tendrás que pensar es que: “¡Oiga!: es que no hay nada”. Si yo te digo que
busques un camión que hay en la habitación, y después de seis años de buscarlo no lo
encuentras, es que no habrá un camión. Eso es así de claro». Lo es, efectivamente.
Lo es hasta tal punto, que el acusador particular Antonio García Pablos —que
tiempo atrás había pedido la reimplantación de la pena de muerte pata serles aplicada
a los industriales del aceite de colza, para quienes pedía igualmente la aplicación de
la ley antiterrorista— tuvo que preguntarles el 28 de julio a los peritos, si era
científicamente indispensable la previa identificación del elemento tóxico, o si
bastaba que todos los factores relacionasen producto y enfermedad. Por lo que hemos
visto hasta ahora, opino yo que podemos decir que ningún factor relaciona producto
(en cuanto aceite) con la enfermedad. La pregunta del letrado García Pablos fue
contestada por el doctor Eduardo Rodríguez Farré, quien dijo que lo ideal es disponer
del producto tóxico identificado, pero que si éste no se puede identificar —cual es el
caso aquí—, hay que recurrir a una investigación epidemiológica. Más adelante lo
haremos.
Pero antes, conviene dejar sentada la inocuidad, la ausencia de toxicidad en el
aceite supuestamente asesino.
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