Page 36 - Pacto de silencio
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informar que al INSALUD le habían sobrado 17 000 millones de pesetas aquel año
(¡cuánta urgencia y efectividad podría haberse aplicado a la resolución de la nueva
enfermedad!), afirmaba, refiriéndose al síndrome tóxico, que en su opinión los
cuadros clínicos que se habían presentado en aquellos primeros días mejor se
explicaban por una intoxicación por insecticidas organofosforados, que no por una
simple infección viral (neumonía atípica). «La realidad es que los casos que han
fallecido más impresión dan de una intoxicación que de una infección viral»
concluiría.
El artículo en cuestión fue replicado al día siguiente (!) por el entonces Secretario
de Estado para la Sanidad, Luis Sánchez-Harguindey Pimentel, en carta abierta
publicada en el mismo rotativo, con lo cual el mencionado Secretario de Estado
evidenciaba estar perfectamente al corriente de lo expuesto el día anterior por el
Dr. Peralta.
En diciembre de 1984 el mismo pediatra señalaría a Cambio 16: «En los quince
casos de niños afectados que asistí en esos días» (los iniciales de la enfermedad)
«pudo comprobar que el cuadro clínico que presentaban era superponible al que
provocan algunos pesticidas en cuya composición interviene el fósforo».
¿Por qué no actuaron en consecuencia los responsables de Sanidad? Pues en
aquellos comienzos —11 días después de iniciada la epidemia— la atropina habría
sido todavía antídoto efectivo para miles de afectados.
De esto se lamentaba precisamente el máximo responsable del departamento de
pesticidas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Gastón Vettorazzi
Unisanta, secretario del Joint Meeting on Pesticide Residues (JMPR) de la OMS,
cuando le comentó a Rafael Cid, redactor-jefe de Cambio 16, que la terrible desgracia
de esta enfermedad podría haber ofrecido —aparte de haber podido hallar el antídoto
— un banco de pruebas extraordinario para la medicina mundial, para investigar
tantas y tantas enfermedades de tipo desconocido, oportunidad que se había perdido
para la ciencia, como lamentaría Vettorazzi.
A la pregunta de cuál habría sido la situación de los afectados si se hubiera
investigado y descubierto otra causa que el supuesto aceite de colza: el abogado Juan
Francisco Franco contestó que «probablemente se hubieran curado muchos enfermos;
incluso hay constancia de que casos tratados a los que se aplicó el tratamiento
adecuado a las intoxicaciones por pesticidas se han curado, a pesar de que el
tratamiento llegó con cierto retraso: hoy todos ellos hacen su vida normal».
Interrogado sobre la suerte corrida por militares norteamericanos afectados por el
síndrome tóxico en España y oportunamente evacuados a Alemania y a los Estados
Unidos, el mismo letrado contestó que son casos muy importantes, «porque hemos
tenido noticias de su curación, que ha sido completa».
Los casos concretos de los militares norteamericanos afectados en España por el
síndrome tóxico se difuminan en la penumbra del silencio de la información
clasificada. Mis averiguaciones por la vía oficial tanto ante los correspondientes
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