Page 84 - Pacto de silencio
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LA ADMINISTRACIÓN DESTITUYE A QUIEN ESTABA
            DESCUBRIENDO LA VERDAD


                 «La comunicación del Dr. Muro a los responsables de Sanidad, de la relación de

                 la enfermedad con los mercados ambulantes y la predicción de los lugares de
                 aparición  de  nuevos  brotes,  provocó  la  suspensión  de  sus  funciones  como
                 director del Hospital del Rey», denunciaría el abogado Juan Francisco Franco
                 ante el Parlamento Europeo el 26 de octubre de 1986.

                 »El  15  de  mayo  recibe  un  telegrama  que  le  cesa  de  forma  fulminante  en  su
                 cargo de director del Hospital del Rey», denunciaría la eurodiputada Dorothee
                 Piermont en octubre de 1985 ante el ya citado congreso de Kassel.
                 »El director de un hospital de Madrid había sido cesado por el Ministerio de

                 Sanidad y Consumo por difundir declaraciones muy distantes de las oficiales,
                 sobre  la  etiología  de  la  enfermedad»,  escribió  el  Dr.  José  Manuel  Tabuenca
                 Oliver,  subdirector  del  Hospital  del  Niño  Jesús  y  profesor  de  Pediatría  de  la
                 universidad Autónoma de Madrid, en el informe sobre la reunión de la OMS en

                 Madrid en marzo de 1983.
                 »Al  expresar,  en  los  primeros  días  de  la  investigación,  el  Dr.  Muro,  que  la
                 enfermedad aparecía asociada a una intoxicación alimentaria, y hacer gala de
                 la extraña virtud de poder predecir los lugares en donde aparecerían los focos

                 de  la  enfermedad,  llegando  incluso  a  poder  determinar  las  calles  de  las
                 poblaciones donde la misma aparecería, lo que ponía de manifiesto el acierto de
                 sus  investigaciones,  fue  fulminantemente  cesado  de  Director  en  funciones  del
                 Hospital del Rey.

                 »Tan fulminante cese tenía explicación porque, evidentemente las afirmaciones
                 del  Dr.  Muro,  impedían  mantener  la  interesada  afirmación  de  que  la  vía  de
                 penetración de la enfermedad eran las vías respiratorias».


               Los dos párrafos anteriores están extraídos del texto de la querella presentada en
           Madrid por el procurador de los tribunales Albito Martínez Diez, con fecha 8 de abril

           de  1987,  contra  Gertrudis  de  la  Fuente  Sánchez  y  Ángel  Pestaña  Vargas,  por  los
           supuestos delitos de falsedad e imprudencia temeraria.
               Días después, el Dr. Fernando Montoro Jiménez, que fuera nombrado subdirector
           general  de  Establecimientos  v  Asistencia  Farmacéutica  en  diciembre  de  1982,  me

           confesaría sin dudarlo que «Muro ha sido el hombre más honrado que ha trabajado en
           este tema». Y añadió: «Muro me pareció siempre una persona muy inteligente, muy
           trabajador y muy honesto. Fue un gran investigador. El único fallo que tuvo Muro —
           un fallo personal— fue que todo lo que pensaba en un momento determinado de sus

           investigaciones,  en  vez  de  callárselo,  que  es  lo  que  hay  que  hacer  hasta  que  no
           demuestres lo que sea, pues lo decía; entonces por eso sentaba mal al Gobierno de ese
           momento, a Sancho Rof…, le sentaba mal. Pero Muro ha tenido unos aciertos que no




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