Page 105 - El judío internacional
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evolución de los jefes de estado desde la monarquía hasta la república. Es en extremo engreído el
                  lenguaje de estos capítulos, pero queda muy a la zaga de otra literatura hebrea contemporánea,
                  que se emborracha con frases de una plena conciencia de omnipotente poderío. Por odiosa que sea
                  esta materia, resulta útil observar de que ángulo visual los secuaces que los protocolos sionistas
                  juzgan a los no judíos y a sus pro hombres o dignatarios deberá tenerse presente que el ideal
                  hebreo no se fija en un presidente, sino en un rey. En 1918 los estudiantes judíos de Rusia
                  cantaban en las calles por lo que decía: "Os dimos un Dios, ahora os daremos un rey". La nueva
                  bandera de la Palestina, que ahora flamea sin obstáculos por doquiera, lleva, lo mismo que toda
                  sinagoga, las insignias de un rey judío. Radica la esperanza judía en que se vuelva a erigir el trono
                  de David, y, según todos los indicios, así ocurrirá en efecto. Sin merecer nuestra crítica acerba,
                  conviene traerlos a colación ante el señaladísimo desprecio manifestado por los judíos contra toda
                  forma de Estado no israelita.

                  Dice el citado Protocolo acerca del tema presidencial: "Se hizo después factible iniciar la era
                  republicana y en lugar del soberano le remplazábamos con una caricatura, o sea, un presidente
                  surgido de las masas populares... A veces colocamos así una mina debajo de los pueblos, o mejor
                  dicho, debajo de los Estados de los infieles".

                  Se lee con extrañeza el aserto de que los prohombres con cierto "pasado" se presten
                  particularmente para el cargo de Presidente. Que en diferentes países, tales hombres, incluso los
                  Estados Unidos, fueron Presidentes, es indudable. En ciertos casos de acción deshonesta, que
                  ponían una mancha en el pasado de dicho personaje, esto fue públicamente conocido; en otros
                  casos, en cambio, se silenció, o vagó entre rumores que despistaron. En determinado caso cierta
                  "camarilla" que estaba en el secreto, al preservarlo de la publicidad, hízose pagar espléndidamente
                  este servicio. Individuos con un pasado poco claro, no son extraordinarios. No es, muchas veces
                  este pasado lo que les preocupa, sino la posibilidad de verse descubiertos en público. Y debido a
                  esta falta de autoridad por temor de ser descubiertos, y en dependencia de la opinión pública,
                  suelen caer por lo general en una esclavitud mucho peor: la de los altos dirigentes políticos, sobre
                  todo de los financistas. "Prepararemos la elección de Presidentes cuyo pasado implique alguna
                  mancha, algún "Panamá": serán entonces, por temor a revelaciones, y por el natural deseo de
                  seguir gozando de las prerrogativas, dignidades y beneficios inherentes a su elevado cargo,
                  obedientes ejecutores de nuestras órdenes".

                  La mención de la palabra "Panamá" se refiere a los obscuros asuntos ocurridos con motivo de los
                  préstamos del pueblo francés, a mediados del siglo pasado, para la proyectada construcción del
                  canal de Panamá. Si los Protocolos sionistas, en su forma actual, hubiesen sido redactados mas
                  tarde, hubieran podido referirse al asun o Marconi  en Inglaterra, que comprometió seriamente a t  ,
                  Lloyd George, salvo que en este caso el autor de la obra hubiese preferido callar, por esta
                  complicado en este escándalo muchos personajes de raza hebrea. Teodoro Herzl, el supremo jefe
                  del Sionismo, también utiliza la palabra "Panamá" en su obra titulada El Estado judío. Refiriéndose
                  a los preparativos económicos para fundar un Estado en la Palestina, dice que "la sociedad hebrea
                  debe cuidar que no sea la empresa un Panamá, sino una victoria". Es significativo que también se
                  repita esta misma palabra en los Protocolos, como en la citada obra de Herzl, porque alguien que
                  escribiera hoy para el gran público no utilizaría dicho concepto para caracterizar el pasado oscuro
                  de cualquier personaje, por la simple razón de que no se le entendería.

                  Precisamente esta costumbre de obligarse a otras personas, impone a escritores sinceros la
                  imperiosa necesidad de decir siempre la verdad desnuda sobre los personajes que aspiran a cargos
                  públicos. No es suficiente decir que tal personaje, que se inicio pobre, concluyo siendo un hombre
                  rico, sino que es preciso preguntar: ¿como adquirió sus riquezas? ¿cómo se explica el aumento de
                  su fortuna? A veces este hilo rojo lleva hasta el seno de la familia. Se sabe así por ejemplo, de
                  alguien que saco a otro amigo de apuros, casándose con la esposa comprometida de aquel,
                  percibiendo por ello una suma importante. Otro vióse en apuros por mantener relaciones







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