Page 110 - El judío internacional
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Periodistas   41      41     100%

                  Estas cifras son significativas. La participación hebrea no esta en ningún valor por debajo del 75 por
                  ciento, siendo interesante que la proporción judía más baja aparezca en el Comisariato de Guerra.
                  En cambio, en las juntas, que se rozan con la masa del pueblo, en las de defensa nacional y de
                  propaganda, los hebreos ocupan literalmente todos los puestos. Recuérdese lo que los Protocolos
                  dicen con respecto al dominio de la prensa, recuérdese lo que el barón de Montefiore expresó en
                  este sentido, y júzguese después el significado de este cien por ciento de periodistas oficiales del
                  gobierno bolchevique. Resulta que únicamente a plumas hebreas es confiada en Rusia la
                  propaganda escrita bolchevique.

                  Loso ocho delegados de la Cruz Roja, que al fin de cuentas no son sino ocho agentes bolcheviques
                  en las citadas capitales, ¡son todos judíos!

                  El Comisariato de Ayuda Social, del cual depende la existencia o la miseria de decenas de miles de
                  familias, esta integrado por seis miembros, y estos son judíos.

                  De los 53 miembros del Comisariato de Instrucción Publica solo 11 son no-judíos. A que clase de
                  no-judíos pertenecen no se dice. Tal vez sean no-judíos de la especie de Lenin, cuyos hijos usan la
                  parla judía. De todos modos, proyecta gran luz sobre su actuación el hecho de que los bolcheviques
                  se hicieran cargo de todas las escuelas hebreas, que mantuvieron sin modificar, ordenando solo
                  que en las mismas se enseñara el hebreo antiguo. Este hebreo antiguo es el medio de propagación
                  de los más profundos secretos del plan mundial judío.

                  ¿Y los niños rusos? "A estos (expresaron los nobles preceptores hebreos) les enseñaremos como se
                  quitan las telarañas de sus cerebros; aprenderán solo la verdad". Lo que comprendieron ellos con
                  este concepto, se niega la pluma a reproducirlo. Cuando se libro Hungría del comunismo de Bela
                  Khun (a) Cohn, se mataron algunos hebreos inocentes, y es posible que los judíos tengan razón al
                  llamar a estos sucesos el "terror blanco", a raíz de su frustrado intento de reproducir la tragedia
                  rusa en Hungría. Más existe una masa de pruebas aplastante para demostrar que nada pudo
                  producir la explosión del "terror blanco", como la rabia y desesperación de los padres, cuyos hijos
                  durante el breve terrorismo hebreo bolchevique fueron arrastrados a la fuerza y violados.

                  Resulta natural que los judíos norteamericanos no escuchen esto sin desagrado. Podría honrarles
                  su repulsión si no fuera que por otra parte, se erigen en protectores de aquellas mismas personas
                  que perpetraron tales crímenes. Se sabe que la castidad de las jóvenes y mujeres no-judías no se
                  cotiza tan alta por los hebreos, como la de las mujeres semitas. Al respecto es muy interesante
                  saber que los judíos condenan públicamente aquello que, en lo concerniente a la "educación",
                  acaeció en Rusia y Hungría. Y dado que las principales influencias que actualmente desmoralizan a
                  la juventud no judía en Norteamérica, proceden de fuente judía, y puesto que en los Protocolos
                  sionistas se dice que uno de los fines de la lucha consiste en "desmoralizar a la juventud de los
                  infieles", resulta, entonces, ridículo, que frente a todo esto los hebreos no sepan sino proferir
                  insultos y mantenerse en huecas negativas.

                  No se dirige precisamente la acusación principal contra los métodos económicos bolcheviques, ni
                  contra el engaño de que se hace víctima al pueblo, sino que especialmente va contra su decadencia
                  moral, su impudicia, y la grosería que se manifiesta en todos los actos del bolcheviquismo judío.
                  Surge aquí un abismo entre el concepto moral de los judíos y de los no-judíos. Y no nos refiramos
                  ahora a la horrible crueldad forzosamente ligada con aquella, sino que limitémonos a reproducir
                  una explicación de estos fenómenos, que se encuentra en la prensa judía y que dice: "Es posible
                  que el judío de Rusia tome venganza inconscientemente por los sufrimientos soportados durante
                  largos siglos".

                  Se plantea aquí un interrogante: ¿cómo se puede comprobar la veracidad de todo esto? Es






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