Page 21 - Teodoro Herzl El Estado Judio
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THEODOR HERZL
humanidad entera, nos esforzaremos por ser los primeros en llevar a
la práctica todo acto útil y beneficioso. Y nuestra nueva patria será
un país experimental y un Estado modelo a los ojos del mundo ente-
ro”. Con estos términos finaliza Herzl la descripción de la fundación
del “Estado Judío”.
La breve alusión a un “Estado modelo” que aparece al final del fo-
lleto “El Estado Judío”, fue luego explicada y comentada en detalle
por el mismo Herzl en su libro, que dedicó por completo a este fin,
“Altneuland”, “Vieja y Nueva Patria”, y en la traducción hebrea de
Sókolov: “Tel-Aviv”. En dicho libro describe Herzl no sólo el régimen
de independencia judía, sino también un nuevo régimen social, basa-
do en la cooperación de trabajadores libres. Herzl no era socialista,
pero tenía fe en que el oprimido es capaz de redimirse gracias a su
fuerza de voluntad y a sus esfuerzos creadores. Herzl tenía fe en el
poder de la organización nacional y de la planificación social. Herzl
tenía fe en el poder de la ciencia y de la técnica. Herzl tenía fe en el
poder del ideal redentor y liberador. Sobre estos cuatro principios ba-
só su profecía y su seguridad, en que el Estado Judío surgirá, y será
un Estado modelo.
Su fe no defraudó, ni defraudará.
El sueño del Estado Judío se ha materializado ya, y también se
cumplirá la profecía del Estado modelo.
En 1895, cuando Herzl escribió “El Estado Judío”, le parecía sen-
tir un batir de alas sobre su cabeza. Y no se equivocaba: Era el aleteo
del espíritu de Israel. Sobre su cabeza brillaba renovado el espíritu de
la nación, y él logró convertirse en el foco del amor de su pueblo, de
sus anhelos ocultos, de su esperanza de redención y resurrección.
Herzl llegó a ello gracias a la magia de su personalidad, a su alma sen-
sible, a su corazón amante, a su audacia sin límites, a su deseo de ac-
ción y realización, a su riqueza de espíritu y a su genio político.
Aun en vida, inmediatamente después de la aparición de “El Es-
tado Judío”, se convirtió Herzl para el pueblo judío en una figura le-
gendaria, ornada de magnificencia y esplendor. Es por ello que con-
tinuó siendo una fuerza creativa y educadora aún después de su
muerte, pues Herzl fue el prototipo del visionario y del realizador.
Jerusalem, 25.5.1953
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