Page 35 - Teodoro Herzl El Estado Judio
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THEODOR HERZL
cientemente hasta el final. En muchos surgirán las objeciones en un or-
den diferente del que he elegido aquí, para las refutaciones. Pero aqué-
llos, cuyas dudas sean disipadas razonablemente, deberán reconocerlo.
No obstante, apelar solamente a la razón, sé muy bien que no
basta. Los viejos prisioneros no salen de buena gana de los calabo-
zos. Veremos si la juventud que necesitamos está a la altura de la mi-
sión, la juventud que arrastre consigo a los viejos, los saque en andas
y transforme en entusiasmo los argumentos lógicos.
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