Page 53 - Teodoro Herzl El Estado Judio
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THEODOR HERZL
            La  Company, que se preocupa tanto por ellos, podría pagarles
            con víveres. De todos modos el trucksystem ha de regir solamen-
            te en los primeros años y traerá sus beneficios a los trabajadores,
            ya que impide la explotación de los comerciantes minoristas, pro-
            pietarios, etc. La Company evita, así, que nuestros pobres se de-
            diquen, en el nuevo país, al acostumbrado oficio de buhoneros, al
            que ciertamente se vieron obligados a ejercer en sus países de ori-
            gen sólo a consecuencia de la gravitación histórica. La Company
            vigilará también a bebedores y libertinos. ¿No habrá, pues, ningu-
            na clase de salarios en los primeros tiempos de la toma de pose-
            sión de la tierra?
               Todo lo contrario, ¡los habrá en exceso!



            La jornada de siete horas

               ¡La jornada normal de trabajo es la de siete horas!
               Esto no quiere decir que diariamente, sólo durante siete horas, se
            haya de abatir árboles, cavar la tierra, acarrear piedras, en una pala-
            bra realizar los cien trabajos diferentes. No. Se trabajará catorce ho-
            ras. Pero las cuadrillas de trabajadores se relevarán cada tres horas y
            media. La organización será completamente militar, con cargos, as-
            censos y pensiones. Se explicará más delante de dónde se han de sa-
            car las pensiones.
               Un hombre sano puede realizar muchísimo trabajo concentrado
            durante tres horas y media. Después de una pausa de tres horas y
            media, que dedica al descanso, a su familia, a la iniciada ampliación
            de su cultura, está de nuevo completamente fresco. Tales trabajado-
            res pueden realizar milagros.
               ¡La jornada de siete horas! Es la que posibilita catorce horas co-
            munes de trabajo; más no cabe en el día.
               Estoy convencido que la jornada de siete horas es perfectamente
            realizable. Son conocidos los ensayos hechos en Bélgica e Inglaterra.
            Algunos políticos avanzados llegan hasta afirmar que la jornada de
            cinco horas alcanzaría perfectamente. La Society of Jews y la Je-
            wish Company reunirán, en ese sentido, ricas y nuevas experiencias
            que resultarán útiles también a los demás pueblos de la tierra, y si se


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