Page 56 - Teodoro Herzl El Estado Judio
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EL ESTADO JUDÍO
Dispone diariamente de una hora para la búsqueda; la “Asistencia”,
también, proporciona empleos.
El defecto de la pequeña organización actual reside en que no de-
be competir con los leñeros, etc. Los leñeros son electores; protes-
tarían y tendrían razón. Tampoco se debe hacer competencia al tra-
bajo de las cárceles del Estado; el Estado debe ocupar y sostener a
los delincuentes.
En general será difícil instituir la Assistance par le travail en una
sociedad vieja.
¡Pero sí en la nuestra nueva!
Ante todo, necesitamos inmensas multitudes de unskilled labou-
rers para nuestros primeros trabajos de ocupación del país, trazado
de calles, talado de bosques, terraplenado, construcción de ferroca-
rriles y telégrafos. Todo esto se hará de acuerdo con un gran plan
preestablecido.
Movimiento de mercados
Al trasladar el trabajo al nuevo país provocamos, de inmediato, el
movimiento de mercados.
Naturalmente, al principio sólo será un mercado de artículos de pri-
mera necesidad: ganado, cereales, ropa de trabajo, herramientas, ar-
mas, para no citar más que algunas cosas. Al principio, compraremos
estos objetos en los países vecinos o en Europa, pero las producire-
mos nosotros mismos a la brevedad posible. Los empresarios judíos
comprenderán rápidamente las perspectivas que se abren ante ellos.
Gradualmente, a medida que el ejército de empleados de la Com-
pany se traslade, irán surgiendo necesidades más refinadas. Entre los
empleados incluyo a los oficiales de la tropa de protección, la que ha
de constituir cerca del décimo de los inmigrantes del sexo masculino.
Este número bastaría para contrarrestar las rebeliones de la gente
díscola; la mayoría, sin duda, será pacífica.
Las necesidades más refinadas de los empleados que gozan de
una posición holgada hacen surgir, a su vez, un mercado más refina-
do, que aumenta en forma progresiva. Los casados harán venir, más
tarde, a sus familias; los solteros, a sus padres y hermanos, no bien
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