Page 57 - Teodoro Herzl El Estado Judio
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THEODOR HERZL
            tengan un hogar en el nuevo país. Vemos este movimiento entre los
            judíos que emigran actualmente a los Estados Unidos. No bien al-
            guien tiene pan, hace venir a su gente. Los lazos de familia son, sin
            duda, muy fuertes en el judaísmo. La Society of Jews y la Jewish
            Company obrarán juntas para fortificar más la familia y cuidar de
            ella. No me refiero aquí a la parte moral, esto va de suyo, sino a la
            parte material. Los empleados gozarán de aumento de sueldo al ca-
            sarse y al tener hijos. Necesitamos de todas las gentes, de las que vi-
            ven hoy y las que nacerán más adelante.



            Otros tipos de viviendas

               He abandonado el hilo principal de estas explicaciones al hablar
            de la construcción de casas para obreros, por cuenta propia. Ahora
            vuelvo a otras clases de viviendas. La Company hará edificar, por
            medio de sus arquitectos, casas para la clase media, sea como obje-
            tos de trueque o por dinero. Los arquitectos de la Company cons-
            truirán unos cien tipos de casas. Estos lindos modelos serán, al mis-
            mo tiempo, parte de la propaganda. Cada casa tiene su precio fijo,
            la calidad de la construcción está garantizada por la Company, que
            no tiene interés en ganar en la construcción de las casas. ¿Dónde es-
            tarán situadas estas casas?
               Eso se tratará en el capítulo referente a los grupos locales.
               Dado que la Company no quiere ganar en los trabajos de cons-
            trucción, sino en los terrenos, resultará provechoso el que muchos
            arquitectos construyan por encargo de particulares. De esta manera
            el valor de la tierra aumenta y con ello se introduce el lujo en el país;
            y el lujo lo necesitamos para diversos fines. Sobre todo para el arte,
            la industria y, en un futuro lejano, para la subdivisión de las grandes
            fortunas.
               Es un hecho; los judíos ricos que ahora ocultan temerosos sus te-
            soros, y que dan sus desagradables fiestas a cortinas bajas, podrán
            gozar libremente en el nuevo país. Si esta emigración se realiza con
            su ayuda, el capital será rehabilitado entre nosotros en el nuevo país,
            a edificar sus palacios, pronto estará de moda establecerse en él, en
            casas suntuosas.


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