Page 30 - La Cocina del Diablo
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-      ¿Ha escuchado Ud. lo que he dicho sobre las vitaminas sintéticas? ¡No se puede reemplazar la vida
         por la muerte! replicó el Patrón con un movimiento de impaciencia.
                Azo volvió a su exposición:
         -      Para  que  las  conservas  de  carne  se  guarden  durante  años  es  necesario  volverlas  completamente
         asépticas. Esto se consigue poniendo ácido clorhídrico diluido, soda salmueras a base de nitrato de potasio,
         ácido sulfúrico y ácido bórico.
         -      Los principales habitúes son los hoteles, restaurantes, pensiones familiares,  y también, -lo que nos
         encanta- los hospitales, asilos de ancianos y numerosos excursionistas en época de vacaciones.
         -      Estoy trabajando para poner a punto nuevos rnétodos, de gran modernismo. El slogan es: “Preservar
         las  vitaminas  y  las  sustancias  constructoras".  Para  ese  efecto  mis  amigos  del  instituto  tecnológico  de
         Massachusetts exponen los alimentos, por un breve instante a radiaciones atómicas …
         -      .... que a buen entendimiento son garantías excelentes para lo salud, ¿no es cierto? rió el Diablo con
         ironía.
         -      Además,  próximamente,  voy  a  desarrollar  la  venta  de  cerveza  en  recipientes  metálicos,  leche
         envasada  en  cajas  de  cartón  embebidas  de  productos  químicos.  Estoy  experimentando  recipientes  en
         materiales plásticos tales como el acrilonitrilo, pero no los haré adoptar universalmente hasta no estar seguro
         de su nocividad.
         -      ¡Las fabricas de conservas van a festejar, de seguro, los triunfos que sorprenderán a la humanidad!
         ¡Mis agentes inundarán el mundo de alimentos pre-fabricados y desvitalizados, aún en las regiones donde la
         naturaleza  ofrece  una  superabundancia  de  tesoros  alimenticios,  -hasta  en  los  más  fecundos  paraísos
         terrestres- si aún existen!
                “Las frescas cosechas provenientes de estos países privilegiados serán de esta forma, en gran parte,
         desvalorizados”
         -      ¡En  estos  últimos  años,  he  agregado  a  los  conservantes  clásicos  toda  una  serie  de  sustancias  de
         magnífica  toxicidad,  lo  que  nos  abre  las  más  hermosas  perspectivas!  ¡Para  que  nadie  perciba  su  carácter
         nocivo, les he dado un nombre que no habla muy claramente a los profanos, las he llamado antibióticos.
         Aquello significa, sin embargo, sin ningún equívoco: hostiles a la vida!
         -      ¡He encontrado otros productos que destruyen el oxígeno indispensable para toda vida, y que son en
         consecuencia, oxido reductores, y que son elementos cancerígenos. Aún hay otros productos: los fungicidas
         que se oponen radicalmente a la vida!
         -      ¡Dentro de poco pondremos elementos radioactivos artificiales en los alimentos, los cosméticos y los
         medicamentos.  Proclamaremos  que  son  el  último  grito  del  Progreso!  se  alegraba  Belcebú  frotándose  las
         manos.
         -      Les hablaré de los antibióticos cuando lleguemos al capitulo de las carnes. Tenemos fungicidas para
         desencadenar, en los seres vivientes, procesos anormales y para detener procesos normales. Por ejemplo, se
         detiene la formación de pepa en las naranjas y los tomates. Esos frutos sin semillas son muy buscados y se
         venden caros.
         -      Y sin embargo, son frutos que se han convertido en enfermos, observó tristemente Sten Stolpe.
         -      Claro que si. Están degenerados, porque son estériles.
                El Diablo declamó:
         -      ¡Quienquiera que coma una alimentación estéril, se convertirá en estéril!
         -      Otros fungicidas sirven para regularizar la fructificación, es decir, la formación de frutos y evitar su
         caída precoz, dan además bellos colores y aceleran su madurez en 15 días.
         -      ¿Esos venenos están aún adheridos una vez que los frutos han sido recogidos?
         -      Sin duda alguna. Se rocía los guindones dos semanas antes de su maduración; las manzanas, dos o
         tres semanas antes de recogerlas. Aún si llueve en el entretiempo, los restos del veneno permanecen en las
         frutas.
         -      ¿Qué consecuencias puede tenerse con respecto a la salud de los consumidores? preguntó Francoise.




         La Cocina del Diablo – Gunther Schwab                                                                29
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