Page 110 - Libro Orgullo y Prejuicio
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Charlotte, no le echó en cara su deseo de independencia. Al contrario, le parecía
lo más natural del mundo, y como presumía que a él le costaba algún esfuerzo
renunciar a ella, estaba dispuesta a considerar que era la medida más sabia y
deseable para ambos, y podía desearle de corazón mucha felicidad.
Le comunicó todo esto a la señora Gardiner; y después de relatarle todos los
pormenores, añadió: « Estoy convencida, querida tía, de que nunca he estado
muy enamorada, pues si realmente hubiese sentido esa pasión pura y elevada del
amor, detestaría hasta su nombre y le desearía los mayores males. Pero no sólo
sigo apreciándolo a él, sino que no siento ninguna aversión por la señorita King.
No la odio, no quiero creer que es una mala chica. Esto no puede ser amor. Mis
precauciones han sido eficaces; y aunque mis amistades se preocuparían mucho
más por mí, si yo estuviese locamente enamorada de él, no puedo decir que
lamente mi relativa insignificancia. La importancia se paga a veces demasiado
cara. Kitty y Lydia se toman más a pecho que yo la traición de Wickham. Son
jóvenes aún para ver la realidad del mundo y adquirir la humillante convicción
de que los hombres guapos deben tener algo de qué vivir, al igual que los feos.»