Page 153 - Libro Orgullo y Prejuicio
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¿qué esperanzas había de que se corrigiesen? Catherine, de carácter débil e
irritable y absolutamente sometida a la dirección de Lydia, se había sublevado
siempre contra sus advertencias; y Lydia, caprichosa y desenfadada, no les hacía
el menor caso. Las dos eran ignorantes, perezosas y vanas. Mientras quedara un
oficial en Meryton, coquetearían con él, y mientras Meryton estuviese a tan poca
distancia de Longbourn nada podía impedir que siguieran yendo allí toda su vida.
La ansiedad por la suerte de Jane era otra de sus preocupaciones
predominantes. La explicación de Darcy, al restablecer a Bingley en el buen
concepto que de él tenía previamente, le hacía darse mejor cuenta de lo que Jane
había perdido. El cariño de Bingley era sincero y su conducta había sido
intachable si se exceptuaba la ciega confianza en su amigo. ¡Qué triste, pues, era
pensar que Jane se había visto privada de una posición tan deseable en todos los
sentidos, tan llena de ventajas y tan prometedora en dichas, por la insensatez y la
falta de decoro de su propia familia!
Cuando a todo esto se añadía el descubrimiento de la verdadera personalidad
de Wickham, se comprendía fácilmente que el espíritu jovial de Elizabeth, que
raras veces se había sentido deprimido, hubiese decaído ahora de tal modo que
casi se le hacía imposible aparentar un poco de alegría.
Las invitaciones a Rosings fueron tan frecuentes durante la última semana de
su estancia en Hunsford, como al principio. La última velada la pasaron allí, y Su
Señoría volvió a hacer minuciosas preguntas sobre los detalles del viaje, les dio
instrucciones sobre el mejor modo de arreglar los baúles, e insistió tanto en la
necesidad de colocar los vestidos del único modo que tenía por bueno, que
cuando volvieron a la casa, María se creyó obligada a deshacer todo su trabajo
de la mañana y tuvo que hacer de nuevo el equipaje.
Cuando se fueron, lady Catherine se dignó desearles feliz viaje y las invitó a
volver a Hunsford el año entrante. La señorita de Bourgh llevó su esfuerzo hasta
la cortesía de tenderles la mano a las dos.