Page 158 - Libro Orgullo y Prejuicio
P. 158
a escuchar? ¡Cómo si le importase! Apostaría a que oye a menudo cosas mucho
peores que las que voy a contaros. Pero es un tipo muy feo; me alegro de que se
haya ido; nunca he visto una barbilla tan larga. Bien, ahora vamos a las noticias;
se refieren a nuestro querido Wickham; son demasiado buenas para el criado,
¿verdad? No hay peligro de que Wickham se case con Mary King. Nos lo
reservamos. Mary King se ha marchado a Liverpool, a casa de su tía, y no
volverá. ¡Wickham está a salvo!
—Y Mary King está a salvo también —añadió Elizabeth—, a salvo de una
boda imprudente para su felicidad.
—Pues es bien tonta yéndose, si le quiere.
—Pero supongo que no habría mucho amor entre ellos —dijo Jane.
—Lo que es por parte de él, estoy segura de que no; Mary nunca le importó
tres pitos. ¿Quién podría interesarse por una cosa tan asquerosa y tan llena de
pecas?
Elizabeth se escandalizó al pensar que, aunque ella fuese incapaz de expresar
semejante ordinariez, el sentimiento no era muy distinto del que ella misma
había abrigado en otro tiempo y admitido como liberal.
En cuanto hubieron comido y las mayores hubieron pagado, pidieron el
coche y, después de organizarse un poco, todas las muchachas, con sus cajas, sus
bolsas de labor, sus paquetes y la mal acogida adición de las compras de
Catherine y Lydia, se acomodaron en el vehículo.
—¡Qué apretaditas vamos! —exclamó Lydia—. ¡Me alegro de haber
comprado el sombrero, aunque sólo sea por el gusto de tener otra sombrerera!
Bueno, vamos a ponernos cómodas y a charlar y reír todo el camino hasta que
lleguemos a casa. Primeramente oigamos lo que os ha pasado a vosotras desde
que os fuisteis. ¿Habéis conocido a algún hombre interesante? ¿Habéis tenido
algún flirt? Tenía grandes esperanzas de que una de vosotras pescaría marido
antes de volver. Jane pronto va a hacerse vieja. ¡Casi tiene veintitrés años!
¡Señor, qué vergüenza me daría a mí, si no me casara antes de los veintitrés…!
No os podéis figurar las ganas que tiene la tía Philips de que os caséis. Dice que
Lizzy habría hecho mejor en aceptar a Collins; pero yo creo que habría sido muy
aburrido. ¡Señor, cómo me gustaría casarme antes que vosotras! Entonces sería
yo la que os acompañaría a los bailes. ¡Lo que nos divertimos el otro día en casa
de los Forster! Catherine y yo fuimos a pasar allí el día, y la señora Forster nos
prometió que daría un pequeño baile por la noche. ¡Cómo la señora Forster y yo
somos tan amigas! Así que invitó a las Harrington, pero como Harriet estaba
enferma, Pen tuvo que venir sola; y entonces, ¿qué creeríais que hicimos?
Disfrazamos de mujer a Chamberlayne para que pasase por una dama. ¿Os
imagináis qué risa? No lo sabía nadie, sólo el coronel, la señora Forster, Catherine
y yo, aparte de mi tía, porque nos vimos obligadas a pedirle prestado uno de sus
vestidos; no os podéis figurar lo bien que estaba. Cuando llegaron Denny,