Page 15 - Necronomicon
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de escritura procede de una narración llamada The Hound. Sin embargo, tal como podría
sospecharse, no se trata de un fragmento de juventud: fue escrito en 1922, cuando Lovecraft
tenía treinta y dos años. Revela que permaneció siendo un torpe adolescente durante un
tiempo bastante más largo que la mayoría de las personas. En términos artísticos, este
problema era sencillo: simplemente no había podido encontrar lo que T.S. Elliot llama un
"objetivo correlativo", es decir, un argumento y unos personajes adecuados que
personifiquen la esencia de sus sentimientos. Una corta narración llamada Dagon, que Lin
Carter califica de excelente y que data de cuando tenía veintisiete años, revela su problema
básico. Un marinero náufrago se encuentra en una isla del Pacífico que parece haber
emergido en alguna convulsión volcánica. La isla apesta a pescado muerto y está cubierta
con un limo negro. Al cabo de varios días de deambular por ella, el náufrago encuentra un
monolito tallado con extrañas criaturas en forma de pez grabadas en él. Y mientras está
contemplándolo a la luz de la Luna, un monstruo escamoso sale del mar y lanza sus
enormes brazos alrededor del monumento. Inevitablemente, el marinero se vuelve loco, y
despierta en un hospital de San Francisco. Pero "cuando la Luna está en cuarto creciente o
menguante... veo la cosa". Ahora está subiendo pesadamente las escaleras. "No me
encontrará. ¡Dios mío, esa mano! ¡La ventana! ¡La ventana!". La idea de un hombre que va
a ser devorado vivo garabateada en una hoja de papel es absurda. La esencia de la narración
reside precisamente en la escena del hombre estando de pie en la fangosa isla,
contemplando el monumento a la luz de la Luna y viendo entonces algo "enorme,
repugnante y parecido a Polifemo" saliendo del mar. Pero, como un joyero poco hábil, ha
montado esta visión sobre un engaste pobre y de poca calidad.
Lo cual nos lleva a un punto importante: muchas de sus más interesantes "visiones"
provenían de sueños. August Derleth ha compendiado en un volumen fascinante los sueños
de Lovecraft, extraídos de sus cartas, y de los relatos basados en ellos(4). Y las cartas
esclarecen que, por alguna extraña razón, Lovecraft tuvo una pesadilla cada noche de su
vida. Describe por ejemplo, un sueño en el cual iba a un cementerio con su amigo Samuel
Loveman y también cómo levantaban la losa de un sepulcro; cómo Loveman descendía a
una cámara subterránea dejando a Lovecraft esperando en el otro extremo de una línea
telefónica. Entonces, Loveman ve algo horripilante, y dice: "Por el amor de Dios, todo ha
terminado, lárgate...". Y cuando Lovecraft llama a la tumba diciendo: "Loveman, ¿estás
ahí?", una voz gutural y hueca le responde: "Imbécil! ¡Loveman está muerto!". El sueño
está "relatado" (y estropeado con adjetivos) en The Statement of Randolph Carter ("Y
entonces vino hacia mí el supremo horror, la increíble, impensable, casi inmencionable
cosa...").
Un sicólogo podría considerar que la mente subconsciente de Lovecraft le estaba
proveyendo profusamente de temas para que los escribiese. Se hallaba viviendo en unas
aguas culturales estancadas, manteniendo correspondencia con varios escritores de revistas
de ficción de poca categoría que eran incluso menos sofisticados que él, mimado por su
madre o sus dos tías y padeciendo dolores de cabeza y apatía. Debía permanecer
infinitamente lejos de los lugares en los que le habría gustado estar, como Grecia, Italia o
Egipto, y de los escritores que admiraba. Se daba cuenta del abismo que había entre Weird
Tales y la labor de los grandes maestros europeos. Sobre todo, no hay duda de que era uno
de los miembros del 5 por ciento dominante. Hubiera disfrutado mezclándose con otros
como él. Si el destino le hubiese sido propicio habría nacido con suficiente dinero para
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