Page 12 - Necronomicon
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Repetidamente manifestó a sus amigos que había decidido dejar de escribir. La razón es que
la "narración Lovecraft" tiene una finalidad necesariamente limitada. El patrón básico de la
mayoría de sus relatos es el mismo: el narrador empieza diciendo a su auditorio que acaba
de hacer un descubrimiento verdaderamente terrible que casi le ha hecho perder la razón. El
siempre había sido una persona equilibrada y normal, que no creía en lo sobrenatural, pero
que había ido a vivir a la Vieja Casa de Arkham (o Dunwich, o Innsmouth), y entonces
había visto con sus propios ojos... La atmósfera de los relatos es claustrofóbica, tal como se
intentaba que fuera. Se penetra en el interior del mundo de Lovecraft como si se traspasara
un pequeño portal con una gran puerta de piedra. Pero como este mundo es tan pequeño y
claustrofóbico, no tiene espacio para su desarrollo. En la época en que tenía cuarenta años,
Lovecraft .ya había tocado todas las variaciones sobre el tema, explotando la vena hasta
agotarla.
El filósofo Kierkegaard sufrió un colapso y murió el día en que retiró su último dinero del
banco. Podría considerarse que Lovecraft empezó a morirse cuando se dio cuenta de que
había extraído del lodo la última partícula de plata...
¿Puede parecer una idea algo absurda que un hombre desarrolle un cáncer sencillamente
porque ha dejado de emplear su imaginación? Lejos de ser absurda, creo que es la clave
esencial de la vida de Lovecraft y de su trabajo. Una vez hayamos comprendido este punto
clave y lo combinemos con el relato de Machen sobre lo que sucedió aquella tarde en
Gray's Inn, creo que estaremos en situación de poder responder a algunas preguntas básicas
sobre el Necronomicon.
T.S. Elliot indicaba que, si se examina con objetividad, la existencia humana tiene una
calidad pueril. "Nacimiento, copulación y muerte...". Y el mismo Lovecraft nunca se
cansaba de afirmar que nuestra propia cortedad de vista es la que nos permite conservar la
tranquilidad de espíritu. No es pesimismo superficial, sino que se trata de una afirmación
objetiva sobre la existencia humana. (Y, añadiría yo, no veo ninguna razón por la que no
pudiera ser la base para una filosofía optimista o religiosa). Los seres humanos son como
caballos con anteojeras, atrapados en un momento presente perpetuamente trivial.
Cuando un niño llora sobre un juguete roto decimos que ha perdido la perspectiva. Pero si
se piensa sobre ello de forma objetiva, puede verse que este acto es aplicable a todos
nosotros. El arte y la ciencia son tan importantes porque nos permiten observar las cosas
desde arriba, con una cierta perspectiva. Pero cuando un astrónomo deja su telescopio, tiene
que buscar en su bolsillo la llave de la puerta principal... El tiempo nos tiene agarrados por
el cogote... Por extraño que parezca, la mayor parte de las personas parece aceptar esto sin
que les importe. Quizá se deba a que la mayoría de ellas están ocupadas en sus problemas
cotidianos. Pero ni siquiera aquellas que no tienen demasiados problemas parecen ser
capaces de aceptar esta extraña y trivial cualidad sin sentir que algo anda mal.
Recientemente, una anciana dama, superviviente de la era eduardina, dijo por televisión que
podía recordar la época en que la mayoría de caballeros no hacían nada útil con sus vidas.
La mañana la pasaban en el club, la tarde jugando al billar y haciendo visitas, el atardecer
jugando al bridge... Para mi, esto suena igual que una fórmula de locura. Para la mayoría de
la gente, esto suena como una envidiable y placentera manera de emplear la propia vida.
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