Page 17 - Necronomicon
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mero bungalow con una bodega? ¿O tiene una escalera que sube por encima del nivel de la
                  conciencia con una base de basura debajo?". Freud, señala Huxley, sostenía el bungalow
                  sobre un punto de vista de cimientos, pero algunos casos de notable genialidad parecen
                  sugerir que el hombre posee una mente "superconsciente" así como una "inconsciente", y
                  que también es extraña a la personalidad cotidiana.

                  Hace algunos años, me dediqué a desarrollar estos puntos de vista de Myers y Huxley. La
                  causa  inmediata fue una serie de ataques de pánico, producidos por mi sobrecarga de
                  trabajo, que casi me llevaron a un derrumbe nervioso. He narrado la historia con detalle en
                  mi libro Mysteries, por lo que no la voy a repetir aquí. Todo lo que hay que decir es que mis
                  luchas contra estos ataques nocturnos de pánico me convencieron de que Myers y Huxley
                  tenían razón al creer que la personalidad tiene un desván "superconsciente", aunque en
                  dicho desván hay muchos niveles. De hecho, puede ser más exacto emplear la imagen de un
                  gran bloque de pisos en lugar de una casa con dos azoteas. Lo mismo, supongo, puede
                  aplicarse a los cimientos; el inconsciente debe tener muchos niveles.

                  Me sentí particularmente atraído por el fenómeno conocido por la personalidad múltiple.
                  En una situación de gran tensión, algunas personalidades pueden "dividirse" en dos o más
                  personas diferentes. Se comportan como entidades distintas, como si una serie de almas
                  "tomaran posesión" del cuerpo. Myers también había comentado esto en su libro. Habla,
                  por ejemplo, del intrigante caso de Louis Vivé, un muchacho delincuente que, asustado por
                  una víbora cuando tenía catorce años, empezó a sufrir ataques epilépticos mostrando
                  síntomas de histeria. Entonces desarrolló una personalidad completamente degenerada:
                  borracho, pendenciero y codicioso. Hallándose en el hospital afectado de una parálisis en
                  un lado, lanzaba largas peroratas, insultaba a los doctores y se comportaba con una
                  "impudicia propia de los monos". Era dado a hacer discursos sobre política de izquierdas y
                  ateísmo.

                  Los doctores experimentaron con "magnetismo", y descubrieron que con una aplicación de
                  acero, la parálisis se desplazaba al lado izquierdo de su cuerpo. Cuando esto sucedía, su
                  personalidad cambiaba radicalmente: se volvía sensible, modesto y razonable, y no quería
                  hablar sobre política o religión basándose en que no sabía nada de estos temas. Parecía
                  como si el shock producido por la víbora hubiese disociado de alguna manera los lados
                  derecho e izquierdo de su cerebro y le hubiese dado dos personalidades independientes.

                  En muchos casos de personalidad múltiple, el paciente se divide en tres o más personas
                  diferentes (en el reciente caso "Sybil", relatado por Flora Rheta Schreiber, había dieciséis).
                  Lo interesante del asunto es que las personas forman a menudo una jerarquía, como si
                  estuviesen dispuestas en escalera. Las más elevadas lo saben todo sobre las que están por
                  debajo de ellas y, en muchos casos, la personalidad situada más arriba presenta un control y
                  una madurez mayores que los que demuestra tener el paciente en su vida real. Además,
                  cuanto más abajo se mira la "escalera", tanto más infantiles y limitadas se hacen las
                  "personalidades". En el caso de Doris Fisher, que se produjo aproximadamente en el
                  cambio de siglo, la personalidad más inferior era poco más de una grabadora, desprovista
                  por completo de vitalidad y capacidad para pensar.






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