Page 27 - Necronomicon
P. 27
menudo incluso son infantiles. En cambio, el enoquiano es complejo. Puede suponerse que
era un producto de la mente "superconsciente" de Dee (o de Kelly), pero esta hipótesis no
es ni más ni menos lógica que la suposición de que el idioma era dictado por "entes"
incorpóreos.
Todo esto puede dejarnos poco convencidos, pero por lo menos nos permite comprender
por qué Kenneth Grant, que era discípulo de Crowley, puede sentirse tan seguro de que
Lovecraft tenía algún conocimiento directo de los "habitantes de la brecha sin dimensiones
entre universos". Si el idioma enoquiano de Dee procedía de estos entes o de cualquier
clase de "espíritu", la suposición de que la extraña mitología de Lovecraft procedía de la
misma fuente, es altamente plausible. Y Grant ha argumentado este punto de forma
convincente en su Night Side of Eden, que se refiere al "lado oscuro" del árbol de la vida.
Permítaseme poner los puntos sobre las ies. Lovecraft era un romántico "rechazador del
mundo", no sólo un soñador, sino un hombre llevado por un intenso odio al "mundo real"
que le rodeaba. Creo que habitualmente realizaba alguna operación similar a la "hipnosis"
de Machen, no conscientemente sino, como éste, en estado de desesperación y agotamiento.
Uno de los conceptos más importantes en magia es la "verdadera voluntad". Los seres
humanos raramente desean algo muy profundamente, pero cuando lo hacen, ponen en
marcha una especie de voluntad que es bastante más profunda que la cotidiana. Esta es la
"voluntad" que el mago intenta controlar (Un hombre que desea mucho algo, digamos a una
mujer o la caída de un enemigo, puede dirigir esta voluntad de forma completamente
inconsciente). Lovecraft no empleaba en gran medida su voluntad, puesto que era un
soñador perezoso, pero periódicamente debía haber experimentado estados de angustia en
los que su total rechazo del mundo circundante producía el efecto de despertar su
"verdadera voluntad'. Debe tenerse en cuenta que para producir estos efectos no es
necesaria una concentración sostenida, sino sólo un modo particular de absorción. Puedo
ofrecer un ejemplo de mi propia experiencia. En 1968 empecé a escribir un libro titulado
The God of The Labyrinth. Mi intención era proceder a una investigación literaria. El
héroe, Gerard Sorne, era el encargado de hacer investigaciones sobre un disoluto irlandés
del siglo XVIII llamado Esmond Donelly, al cual se le atribuía una notable obra
pornográfica. Cuando lo empecé, mi intención era escribir una historia literaria de
detectives a la manera del ruso Irakly Andronikov. Sin embargo, en un cierto punto del
libro, me di cuenta de que la trama se estaba escapando de mis manos.
Lo que sucedía es que mi héroe estaba siendo absorbido cada vez más en su búsqueda por
Esmond, hasta que el espíritu de Esmond empezó a "mandar sobre él". Lo malo es que yo
tenía la sensación de que Esmond también me dominaba. Desde luego sabía que no era un
personaje real, porque yo lo había inventado, pero tenía la extraña impresión de que sí era
real, y que estaba intentando comunicarse conmigo. Desde luego, ya trabajaba en detalle
sobre las fechas, cosa necesaria porque había tenido varios encuentros con contemporáneos
suyos como Rousseau y Boswell y necesitaba saber las fechas correctas.
había nacido en 1748 y participó en el Grand Tour europeo a la edad de diecisiete años, en
1765. Hay un punto en la novela en que el protagonista descubre que está siendo
"dominado" por Esmond. Va en automóvil hacia Dublín, desde el Oeste, y tiene la
sensación alucinatoria de que viaja en un carruaje, como si estuviese haciendo el camino
con Esmond en el Grand Tour. AI entrar en Dublín, le parece ver Chapelizod Road tal como
26