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Desde el punto de vista físico, Lovecraft estuvo la mayor parte de su vida en un estado de
                  "carga de información reducida". Pero su imaginación le proporcionaba las "novedades".
                  Aproximadamente a partir de 1930, aseguraba periódicamente a sus corresponsales que iba
                  a dejar de escribir porque no tenía nada más que decir, aunque continuaba obligándose a
                  hacer el esfuerzo. Finalmente, en 1935, dejó de escribir y empezó el cáncer. Dio principio a
                  The Shadow Out of Time en noviembre de 1934 y la terminó a principios de 1935. Sprague
                  de Camp habla del "febrero de 1937, más de dos años desde que aparecieran los primeros
                  síntomas". La cita es suficiente para deducir que hay una correlación entre el final de la
                  narración y el principio de la enfermedad. Si Lovecraft hubiese consultado a un doctor
                  dentro de los primeros seis meses de su enfermedad, habría habido tiempo para operarlo,
                  pero finalmente, cuando se le diagnosticó cáncer de colón en marzo de 1937 era demasiado
                  tarde, puesto que se había extendido por todo el tronco. Murió cinco días después de ser
                  admitido en el hospital.

                  Todo esto me remite al presente libro y a la forma en que se produjo. En 1967, L. Sprague
                  de Camp, que entonces estaba trabajando en su biografía de Lovecraft, visitó la India y el
                  Oriente Medio junto con el novelista de ciencia-ficción Alan Nourse; estaba recogiendo
                  material para su libro Great Cities of the Ancient World. En Bagdad se reunió con un
                  miembro de la Dirección de Antigüedades de la Administración General Iraquí, con el cual
                  había   mantenido   correspondencia,   y   estuvo   algún   tiempo   con   él   visitando   lugares
                  arqueológicos.   Cuando   el   funcionario   iraquí   se   enteró   de   la   proyectada   biografía   de
                  Sprague de Camp sobre Lovecraft, cuyas obras son bien conocidas en Oriente Medio,
                  reveló que estaba en posesión de un manuscrito, probablemente interesante, el cual estaba
                  escrito en un antiguo idioma relacionado con el árabe. Incomprensiblemente, el primer
                  impulso de Sprague fue rechazarlo porque no era un erudito en árabe y pensó que un
                  manuscrito   como   aquél   no   le   sería   de   utilidad.   Por   otra   parte,   la   exportación   de
                  manuscritos, que podían clasificarse como material arqueológico, era contraria a la ley, y
                  temía que las aduanas le confiscaran el que le ofrecía el funcionario. Además, éste fue muy
                  ambiguo con respecto a la obra. Parecía que únicamente deseaba decir que se trataba de un
                  manuscrito mágico. El asunto se dejó correr, pero poco antes de que Sprague se marchase
                  de Bagdad, el funcionario volvió a plantear el caso, esta vez indirectamente. Estaban
                  comiendo en un restaurante, y Sprague de Camp y Alan Nourse eran dos más entre los
                  invitados sentados al aire libre bajo una marquesina. Frente a ellos había un profesor
                  palestino de la Universidad de Beirut que, por una extraña coincidencia, estaba traduciendo
                  mi Strength of Dream al árabe. Sprague mencionó que éramos amigos y, seguidamente, la
                  conversación pasó al tema de Lovecraft. Sprague le preguntó si era exacto traducir Al Azif
                  como La Demonología. Lovecraft cuenta que esta palabra la emplean los árabes para
                  indicar el sonido nocturno de los insectos, creían que era el susurrar de los demonios. El
                  palestina dijo que nunca había oído hablar de tal cosa y, en este momento, el funcionario de
                  la Dirección de Antigüedades mencionó casualmente que la palabra se deriva del antiguo
                  lenguaje acadio, y que lo había visto en la cabecera de un manuscrito que tenía en su
                  oficina. Tratando de controlar su excitación, Sprague le preguntó si podía verlo, y el
                  funcionario quedó de acuerdo en llevárselo a la mañana siguiente. Estaba escrito con tinta
                  negra sobre pergamino oscuro y Sprague quedó desilusionado al comprobar que no era
                  capaz de descifrar ninguna de sus letras. El funcionario dijo que estaba escrito en un idioma
                  llamado diurano, que aún era hablado por unos pocos ancianos del pueblo de Duria, en la
                  región kurda del noreste del Iraq. Cuando Sprague le preguntó si el manuscrito estaba en



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