Page 29 - Necronomicon
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OVNI han adelantado teorías sobre los "alienígenas del espacio", que se parecen
notablemente a las últimas narraciones de "ciencia-ficción" de Lovecraft.
Entonces, si Kenneth Grant está en lo cierto al creer que las invenciones de Lovecraft eran
más verdaderas de lo que él mismo suponía, también esto ayudaría a explicar por qué sus
tormentos de autodivisión se hicieron más, no menos, agudos después de The Call of
Cthulhu. Se convirtió en un receptáculo de conocimientos ocultos, una especie de
sacerdote, y a través de él hablaban otras voces que no eran la suya. Grant sostiene que la
poesía de Lovecraft indica que se daba cuenta de ello, que estaba jugando con
conocimientos realmente ocultos, no con fantasías. Pero si esto era efectivamente así, el
conocimiento era intuitivo en lugar de consciente. Lovecraft continuaba pensando de sí
mismo que era un escritor de cuentos sobrenaturales, un viajero que complementaba sus
ingresos revisando el trabajo que comercializaban otros escritores. Crowley puede haber
sido un personaje totalmente insatisfecho pero, por lo menos, se veía a sí mismo como un
emisario de poderes desconocidos. Aceptaba su papel de sacerdote. Lovecraft era un
sacerdote totalmente insatisfecho que no creía en sus "invenciones". Echó alguna de sus
mejores obras a los cajones y se olvidó de ellas. Dijo a sus amigos que había decidido dejar
de escribir. Retrospectivamente, puede verse que se trataba de un caso trágico de
incomprensión y subvaloración de sí mismo. El principio del último acto de la tragedia se
produjo al escribir su novela The Shadow Out of Time que, en algún aspecto, es una obra
más refinada. En ella escribe, más claramente de lo que nunca había hecho antes, sobre
seres que existen en "otras dimensiones", sobre mentes capaces de llegar más allá de las
estrellas y sobre civilizaciones millones de años más antiguas que la del hombre.
Lo extraño del caso es que Lovecraft continuara teniendo la sensación de escribir una
historia de horror. La mayoría de lectores encontrarán esto incomprensible. Estas notables
visiones de los Grandes Antiguos no son terroríficas, son fascinantes; galvanizan la
imaginación. Producen admiración, no miedo. Así, la errónea comprensión de su propia
naturaleza le indujo a escribir en su antiguo estilo, como si estuviese contando la historia de
un ronco murmullo. En lugar de reconocer que estaba en el umbral de una nueva evolución,
probablemente supuso que su talento se estaba desvaneciendo. Dejó de escribir. Y en algún
momento del mismo año, 1935, apareció el cáncer. A menudo se ha señalado que el cáncer
parece estar asociado con la frustración. Un doctor de la Escuela de Medicina de la
Universidad de Texas, Agustín de la Pena, incluso ha escrito un libro sugiriendo que el
cáncer lo produce lo que él llama "carga reducida de información", otro nombre del
aburrimiento. No niega que los componentes químicos o víricos pueden jugar un cierto
papel, pero también sugiere que existe otro elemento que está relacionado con el sistema
nervioso central. La "sobrecarga de información" sobre el sistema nervioso central, cuando
es excesiva para poder ser atendida, evita la formación de cáncer. El Dr. Pena cree que la
depresión y el aburrimiento pueden conducir a la formación de cánceres que se extienden
rápidamente.
"Cuando el déficit de información llega a un valor crítico, el sistema nervioso central envía
una señal no específica a los lugares más somáticos de la estructura... indicando la
necesidad de novedades o de información. La carcinogénesis (formación de cáncer) es la
forma en que el cuerpo proporciona <<novedad informativa>>.. ".
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