Page 199 - Mitos y cuentos egipcios de la época faraónica (ed. Gustave Lefebvre)
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208        MITOS Y CUENTOS EGIPCIOS DE LA  ÉPOCA FARAÓNICA


     nos días, cerca de mí, para que lo busque». Pasé nueve días atracado en
     su puerto, después fui donde él, y le dije: «¡Y bien!, no has encontrado
     mi dinero.  [Voy pues a partir] con los capitanes de navio y con aquellos
     que se hacen a la m a».  Me respondió: «Cállate17.  [Si tú quieres]  volver
     a encontrar (?)  [tu dinero............]  escucha  [mis palabras y haz lo que]  yo
     te [voy a decir............Tú habrás de partir con los capitanes de navio y]
     allá donde tú estés18, /[1,25] te apoderarás de sus...19 y te apoderarás asi-
     mismo(?)  [de su dinero, que guardarás hasta que]  ellos hayan ido a bus­
     car (al) ladrón2" que  [te ha robado.  Pero aguarda a haber abandonado]
     el puerto. He aquí [que habrás de actuar de esta manera». Se llegó pues
     a] Tiro21.

     De Tiro a Biblos

        Sah' de Tiro al despuntar el día [con la intención de dirigirme adonde]
     Tjekerbaal,  el príncipe de Biblos.  [En el  transcurso  del camino, inspec­
     cioné el cofre(?) del]  /[1, 30]  barco: allí encontré treinta deben de plata,
     de los que me apoderé;  [después, a la llegada, dije a las gentes del barco:
     «Tengo]  vuestro  dinero; permanecerá conmigo hasta que hayáis encon­
     trado [mi dinero] y a aquél que lo ha cogido. Vosotros no lo habéis cogi­
     do, (así decís); yo lo tendré (de todos modos). Pero en cuanto a vosotros
     [marchad y haced según lo que he dicho]».

     Estancia en Biblos

        Ellos  se  marcharon,  y yo  me  levanté(?)  una  tienda  (a  la)  orilla  del
     [mar,  en]  el  puerto  de  Biblos.  Entonces  [coloqué  ahí  la  estatua  de]
     Amón-del-Camino; después puse aquello que le pertenecía en el interior
     (de la  tienda).  El príncipe de Biblos  me  envió decir:  «[¡Vete de  /[1,35]
     mi] puerto!». Y yo le envié a decir (en cambio): «[- -]22 para transportar­
     me en barco.  ¡Haz que me lleven a Egipto!»23. Pasé veintinueve días en
     su  [puerto,  en  tanto  que]  él  no  cesaba  de  enviarme  a  decir  cada  día:
     «¡Vete de mi puerto!».

        17 Todo lo que  sigue, hasta la línea 1,37  está lleno de lagunas. Mi traducción sigue el texto
     establecido por Gardiner: las restituciones no son más que aproximadas.
        18 Es decir; cualquiera que sea el barco en que estés. De hecho será en un barco de los Tje-
     ker donde  Unamón, a propósito o por azar, debe embarcarse y es a esos Tjeker a los que ha de
     despojar, a juzgar por el final de relato (1. 2,62 y ss.).
        19 Aquí una palabra desconocida, por otro lado incompleta.
        20 El texto dice «su (de ellos) ladrón», lo que parece ser un error del escriba. Para la expre­
     sión «el ladrón que te ha robado», cfr. 1.  1,20.
        21  Parece que  Unamón no hace más que tocar en Tiro, sin pararse allí.
        22 Larga laguna, correspondiente a una línea aproximadamente.
        23 Unamón parece decidido a renunciar a su misión y está presto a volver a Egipto, siempre
     y cuando se le asegure una plaza en el barco que va a partir.
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