Page 201 - Mitos y cuentos egipcios de la época faraónica (ed. Gustave Lefebvre)
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210        MITOS Y CUENTOS EGIPCIOS DE LA ÉPOCA FARAÓNICA


     Le respondí:  «Se  los  di a  Smendes y Tentamón».  Se irritó mucho y me
     dijo: «Así pues ni el decreto ni la carta están ya en tus manos. ¿Y dónde
     está el navio de madera de pino que te ha dado Smendes? ¿Dónde está
     /[1,55]  su  tripulación de  sirios? ¿No  te ha  entregado  a este  capitán ex­
     tranjero con la intención de que  te mate y que te  tiren al mar? ¿Junto a
     quién habríamos entonces buscado al dios? ¿Y tú mismo, junto a quién
     te habríamos  buscado?34».  Así me  habló  él, y le  respondí.  «¿Pero no  se
     trata  de  un  navio  egipcio?  Forman  una  tripulación  ciertamente  egicia
     aquéllos que reman por cuenta de Smendes. El no tiene una tripulación
     siria33». El me dijo: «¿Acaso no hay aquí en mi puerto veinte navios que
     están en tratos con Smendes? /[2,1] Y Sidón, adonde tú también vas, ¿no
     tiene  igualmente  cincuenta  navios  que  están  en  tratos  con Uerkatel36  y
     que hacen el trayecto hacia su mansión?»
        Quedé  silencioso largo rato37. Volvió  a hablar y me dijo: «¿Para qué
     tipo de empresa has venido?». Le respondí: «He venido a la busca de ma­
     dera destinada a la barca, grande y magnífica, de Amonrasonter. Tu pa­
     dre / [2,5] la proporcionó, el padre de tu padre la proporcionó, y tú tam­
     bién  has  de  hacer  lo  mismo»38.  Así le  dije  yo.  Me  respondió:  «Ellos  la
     proporcionaron,  es  cierto, y  si  me  das  los  medios  yo  la  proprocionaré
     (también).  Ciertamente  los  míos  desempeñaron  esa labor,  pero  Faraón
     V.P.S. (les) había mandado seis barcos cargados de mercancías de Egipto,
     que descargaron en sus almacenes. Pero tú, ¿qué es lo que me traes?».

     Discusión y mercadeo

        Mandó a buscar el registro diario de sus padres y lo hizo leer ante mí.
     Se encontraron mil deben de objetos de plata de todo tipo (inscritos)  so­
     bre su registro. /[2,10] Me dijo: «Si el soberano de Egipto hubiera sido el
     señor de lo que yo poseo, y si yo  fuera su  servidor, no habría entonces
     enviado plata y oro diciendo: “Ejecuta el encargo de Amón”39. No se tra­

        ·’'*  El príncipe  se inclina  a  considerar a  Unamón  como  un  aventurero.  Era necesario  que
     Smendes se preocupara muy poco de él para haberlo entregado a un capitán extranjero, a quien
     no se le habrían pedido responsabilidades si hubiera hecho desaparecer a su pasajero y a la es­
     tatua divina. El príncipe de Biblos estima, en consecuencia, que no está obligado a mostrar de­
     ferencia alguna con respecto a Unamón.
        31 Desde el momento en que el barco navega, como nosotros diríamos, bajo pabellón egip­
        :
     cio, su tripulación, fuere cual fuere su nacionalidad, ha de ser considerada como egipcia.

        3r>Uerkatel, un fenicio  (cuyo verdadero nombre debía ser Berkat-El, «Bendición de Dios»)
     instalado en Tanis donde comerciaba, al mismo tiempo que desempeñaba el oficio de armador.
     Es curioso volver a encontrar el nombre de su «firma» en un documento hebreo del siglo 11 a.C,
     el Testamentum Naphtali. Cfr. R. Eisler, «Barakhel Sohn & Cia., Rhedereigesellschaft in Tanis», en
     Zeitschr. d.  Deutsch. Morgenland.'Gesellschaft 1$ (1924) p. 61.
        37 N tí w nw t cit «durante un largo momento, mucho dempo»; a relacionar con la expresión en
     sentido contrario n tf w nw t srt «un breve instante, al momento», que encontramos en Qrbiney, 12,7.
        38 Es decir, «como tus predecesores, has de proporcionarme madera».
        39 Habría dado una orden en firme, sin retribución alguna.
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