Page 214 - Mitos y cuentos egipcios de la época faraónica (ed. Gustave Lefebvre)
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LA PRINCESA DE BAKHTAN
jestad, y volvió a decir a Su Majestad: «He venido a tí, /[9] Soberano ini
señor, con respecto a Bentrech, la hermana pequeña de la esposa real
Neferure: una enfermedad ha penetrado en su cuerpo. Que tu Majestad
delegue a un sabio para verla». Entonces dijo su Majestad: «Que se me
traiga al personal de la Casa de la Vida27 y a los funcionarios /[10] de la
corte». (Ellos) fueron introducidos inmediatamente ante Ella, y su Ma
jestad dijo: «Ved, (yo) os he hecho llamar para que escuchéis estas pala
bras: así, traedme a alguien de vuestro entorno que sea hábil y que (sepa)
escribir con sus dedos28». Entonces el escriba real /[11] Dhejutyemheb29
llegó ante su Majestad, y su Majestad ordenó que fuera a Bakhtan con
este mensajero.
El sabio egipcio en Bakhtan
Cuando el sabio llegó a Bakhtan, se encontró a Bentrech en el estado
de (alguien) que está poseída por un espíritu; se encontró /[12] por otro
lado que (se trataba de) un enemigo al que había que combatir30. Enton
ces el príncipe de Bakhtan envió de nuevo (un mensaje) ante Su Majes
tad31, así concebido32: «Soberano, mi señor, que Su Majestad ordene
transportar un dios [a Bakhtan». Este mensaje llegó]’3 /[13] a Su Majes
tad en al año ΧΧλ;Ι, el (primer) mes del verano, durante la fiesta de
Amón, cuando Su Majestad estaba en Tebas.
2 Ot n t pr- 'nh, expresión que designa al personal, es decir, a los escribas de la Casa de la
Vida, los ίερογραμματεΐς. Sobre la «Casa de la Vida», cfr. Λ. H. Gardiner, «The House of
Life», en JRA 24 (1938), pp. 157 y ss. (especialmente p. 167, donde se cita nuestro pasaje). [N.
del T.: Para una síntesis de los problemas que suscita la institución de la Casa de la Vida, y su
integración dentro del mundo de los escribas y médicos, ver P. Ghaj.IOUNXíU!, The House of
Ufe-Per Ankb: magic and medical science in ancient Rgypl, Amsterdam, 1973.]
2HEl texto de la 1. 10 recuerda, tanto por la idea como por la expresión, el pasaje del Cuen
to profético, 4-12, más arriba, p. 114.
2'} Un escriba con este nombre, contemporáneo de Ramsés II, nos es conocido por una es
tela funeraria de Leiden: cfr. Z/li’ 21 (1883), p. 55.
El «sabio» egipcio diagnostica que la princesa está poseída por un espíritu; estima por
otra parte (sw=sw/) que se trata de un enemigo con el que se debe luchar, pero se reconoce in
capaz de llevar él mismo esta lucha: sólo un dios puede intervenir en un caso de este tipo. Se
observará que el sabio, hablando de «un enemigo (=cl espíritu) con el que se debe combatir»
h r(w )y n (y) ch f hn (.f, se expresa exactamente como hacen los médicos egipcios frente a una
enfermedad, como se ve en Ebers 105,12: m r c!ß.i h n c «una enfermedad con (la que) voy a
combatir».
31 El texto lleva: wn w r n B htn w h m .fh (t)b m -bíh h m .f m dd. Muchos signos están in
completos o en parte borrados, pero el conjunto me parece seguro. La construcción w n .fsd m
que volvemos a encontrar aquí tiene un sentido de pasado; es rara en egipcio clásico (Lefebvre,
Grammaire § 325).
32 Lit. «diciendo» m dd.
w La laguna del final de la línea 12 equivale a seis cuadrados.