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que el narcisismo era una etapa normal de la evolución psicosexual, intermediaria entre
el autoerotismo y el amor objetal, y se manifestó en el mismo sentido en 1911, en el
Caso Schreber, y en 1913, en Totem y tabú.
Pero fue en 1914, en el estudio Introducción del narcisismo, que el término
adquirió el valor de concepto. La elaboración de este texto se basó en el estudio de la
psicosis o neurosis narcisista, nomenclatura usada por Freud en su momento. La
observación del delirio de grandeza en el psicótico llevó Freud a definir el narcisismo
como la actitud resultante del desplazamiento hacia el yo del sujeto de las cargas
libidinales antes volcadas en los objetos del mundo exterior. Este movimento de retirada
sólo puede produzirse en un segundo tiempo, el cual es precedido por una carga de los
objetos externos por una libido proveniente del yo. De esa manera, Freud presenta la
idea de un narcisismo primario, que se evidencia en la elecciín del niño de su propia
persona como objeto de amor, en una etapa precedente a la capacidad plena de volverse
hacia objetos externos, y relaciona el narcisismo con una etapa anterior llamada
autoerotismo, en la cual la noción de yo todavía no existe como unidad y exige, para
constituirse, una nueva acción psíquica. El autoerotismo es un estado en el que las
pulsiones se satisfacen de manera anárquica, independientes unas de la otras, mientras
que el narcisismo coincide con los momentos formadores del yo.
Freud, sin embargo, reconoció el narcisismo primario como una cuestión
problemática, ya que su manifestación es más difícil de ser observada que deducida. El
texto Introducción del narcisismo implicó una reformulación de la teoría de las
pulsiones, en consecuencia de la cual desapareció la separación entre pulsiones del yo y
pulsiones sexuales y se planteó la oposición entre libido del yo y libido objetal.
En la misma línea del texto anterior, Freud ve en el narcisismo, en Duelo y
melancolía (1917), sólo una identificación con la imagen del otro, por la interiorización
de una relación. En Psicología de la Masas y análisis del yo (1921), se refiere a ese
estado primitivo – narcisismo primario –, caracterizado por la ausencia de relaciones
con el medio, ejemplificando el estado de sueño como una reproducción aproximada de
aquel estado primitivo. En el contexto de la elaboración de la segunda tópica, Freud
(1923) retomó en El yo y el ello la cuestión de la ubicación del narcisismo primario,
narcisismo correlativo a la formación del yo, característico de un período en el que las
instancias también denominadas ego e id están indiferenciadas. La idea de un
narcisismo contemporáneo a la formación del yo por identificación con el otro es
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