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denominada narcisismo secundario. La libido que fluye hacia el yo por las

                     identificaciones representa este narcisismo secundario.
                           El concepto de narcisismo sirvió de punto de partida para gran número de

                     elaboraciones postfreudianas. André Green  (1976) notó que los psicoanalistas se
                     dividieron en dos campos, según su posición al respecto de la autonomía del narcisismo.

                     Sosteniendo esa autonomía, se destaca la contribución de Heinz Kohut, quien, a partir
                     de la clínica de los trastornos narcisistas, desarrolló la corriente de la Psicología

                     Psicoanalítica del Self. En contraste con esta concepción, Melanie Klein postulaba la

                     existencia primaria de relaciones de objeto, rechazando la idea de narcisismo primario y
                     sólo admitiendo los estados narcisistas ligados al retorno de la libido hacia los objetos

                     internalizados.
                           Jacques Lacan (1949), ofrece un aporte al tema con su concepción de la fase del

                     espejo, que sitúa el narcisismo primario en relación con la constitución del yo. Afirma
                     que el narcisismo primario u originario se constituye en el momento en que el niño

                     capta su imagen en el espejo, imagen que,  a su vez, se apoya  en la del otro, más

                     particularmente en la de la madre, constitutiva del yo. El período del autoerotismo
                     corresponde al de las pulsiones parciales y al del cuerpo fragmentado, marcado por el

                     desamparo originario del bebé humano, cuyo retorno siempre posible constituye una

                     amenaza.
                           En resumen, podemos decir que el narcisismo primario, que coincide con la

                     constitución del yo, es fruto de la interacción entre el esbozo de sujeto en estado de
                     autoerotismo y la acción psíquica del otro, que refleja la imagen del esbozo dándole

                     condiciones de constituirse como sujeto. El narcisismo secundario, manifestación del
                     sujeto constituido, es el narcisismo del yo retirado de los objetos del mundo externo,

                     con los cuales se identifica.


                     4.  Evaluación semiológica del narcisismo y las influencias culturales


                           La distinción entre las expresiones del narcisimo saludable y las manifestaciones

                     clínicas del narcisimo patológico es una tarea difícil. Admitiendo que alguna medida de
                     amor propio no sólo es normal como también deseable, hay que reconocer, empero, que

                     existe un punto en el  continuum  de la autoestima en el cual el narcisismo sano se

                     convierte en narcisismo patológico. Sin embargo, para determinar la relativa salud o




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