Page 34 - Confesiones de mi alumno
P. 34

―¡Tráelo para verlo! ¡Quiero conocer!      ― respondí  interesado en   su    planta.


                   Creí que era barbasco, eso pensé.


                  ―Primero le voy a dar a  mi perro, profe, a ver qué  le pasa   ―volvió a


                   interrumpirme.


                  Nadie creyó, por cierto sus palabras y así  termino las clases. Sonó el  timbre y se

                  oyeron  gritos  de felicidad.


                  ―¡Mañana nos vemos!    ―y todos salieron atropellándose, hablando,   de


                  cualquier cosa, pero hablando.


                  Al siguiente día estaba en el patio, y  no sé  cómo  me  vi  rodeado  de   alumnos,

                  entonces me queje.



                  ―¡No pude dormir¡  ¡que cansado estoy¡ ¡necesito descansar!


                  Enrique que  me había escuchado respondió.


                  ―Yo conozco  una planta, profe, que te puede hacer dormir, con esa    planta


                  puedes descansar, pero nunca volverás a despertar.



                  ―¿Cómo se llama esa planta?      ―pregunte.


                  ―Es esa planta de la que  te hable ayer, profe   ―respondió.



                  ―Ah, esa planta venenosa, no será barbasco    ―afirme dudando.


                  ―No sé su nombre, profe    ―me contesto.


                  ―Tráelo para verlo    ―le dije.









                                                            Página

                                                            34
   29   30   31   32   33   34   35   36   37   38   39