Page 35 - Confesiones de mi alumno
P. 35

―Voy a experimentar con mi perro, profe, le voy a dar primero a él,      para ver si

                   es veneno          ―respondió  Enrique,  y  se  fue. De pronto se  fueron todos a su


                      salón  al ver que venía el auxiliar y  me dejaron  solo, pensando si en verdad

                  aquella planta del que me hablaba era     venenosa.


                  Había pasado unos días, cuando volví a ver a Enrique en la entrada    corriendo


                  hacia mí. Agitado, nervioso, pude ver el sudor en su frente.



                  ―¡Profe¡  ¡profe¡  ¡profe¡   ―grito como queriendo llorar.


                  ―¿Qué paso?   ―pregunte al verle desesperado.


                  ―¡Mi perro se murió, profe! ¡Esa planta si era venenosa, profe!   ―hablo como si


                   se le quebrara la voz, pero más parecía que actuaba.


                  Al oír sus palabras quede mudo, quieto, no podía huir solo escucharle, y empecé

                  a sentir miedo. Nunca creí que fuera capaz de hacerlo, pero    ya lo había   hecho.

                   No sabía que decir en ese instante y le mire     pensando “cómo pudiste hacerlo”


                  después pronuncie algo:


                  ―¡Tráelo para verlo!


                  ―¿A mi perro, profe?     ―pregunto.



                  ―¡No!  la planta genio, me refiero a la planta    ―le respondí.














                                                                            Kamárampi



                                                            Página

                                                            35
   30   31   32   33   34   35   36   37   38   39   40