Page 40 - Confesiones de mi alumno
P. 40
Afuera las almas seguían buscándonos. Un día, dentro de la cueva, estábamos
comiendo tierra y nos miramos, y vimos que nuestros cuerpos se tornaron
oscuros, como el alma de los muertos, entonces nos asustamos y nos
preguntamos ¿qué nos está pasando? ¿Cuándo hemos muerto, que no nos
dimos cuenta?
Y vi el alma de mi amigo Max y él, el mío, entonces yo le dije: si estamos
muertos entonces ya no sentiremos dolor, haber dame un golpe; y me dio un
golpe en la cabeza y sentí mucho dolor.
Mi amigo me dijo: haber dame tú un golpe y le golpee y también sintió dolor.
No entendíamos lo que pasaba profe. Mi amigo Max dijo: si estamos muertos,
entonces podremos volar. Y así pasamos el tiempo queriendo volar,
queríamos suicidarnos profe, pensamos y buscamos muchas formas de hacerlo.
Vimos por ahí una roca enorme y de gran altura y mi amigo me dijo: golpéame
contra esa roca y mátame. Y yo le respondí: si yo te mato a ti ¿quién me va
a matar a mí? Luego buscamos otra forma de matarnos y volamos a lo más
alto de la roca y desde ahí nos dejamos caer con la cabeza hacia abajo, directo a
las piedras. Y esto es lo más terrorífico, profe, porque al estrellarnos vimos
nuestras cabezas, estaban rotas y partidas. Pedazos de carne y huesos por un
lado y por otro. La cabeza de mi amigo a un lado. Nos vimos así aterrados. Nos
poníamos y sacábamos nuestras cabezas de nuestro cuerpo y caminamos
sin ella, chorreando oscura sangre, tan pestilente que parecía que habíamos
muerto hacía mucho tiempo y dos veces. Nos sacábamos la cabeza y nos lo
volvíamos a poner en el cuerpo: era aterrador, profe.
Página
40