Page 102 - Auge y caída del antiguo Egipto
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del sol. Era justamente el amanecer de una nueva era. Para la construcción se
               limpió un área de casi tres hectáreas y media, y los planes preveían la pirámide

               más  majestuosa  construida  hasta  entonces,  con  sus  lados  elevándose  en  un

               empinado  ángulo  de  60  grados  hasta  alcanzar  una  altura  de  150  metros.  Al
               mismo  tiempo,  se  concibieron  una  pirámide  secundaria  para  el  ka  (espíritu

               eterno)  del  rey,  un  pequeño  templo  lateral,  una  larga  calzada  de  piedra  y  un

               «templo  del  valle»  para  la  celebración  del  culto  funerario  real,  todo  ello

               formando parte de un único y grandioso diseño.
                  Para  financiar  el  enorme  proyecto  y  asegurarse  un  perpetuo  suministro  de

               mercancías para el culto real, se requería un esfuerzo administrativo igualmente

               vasto. Una entrada de la piedra de Palermo correspondiente al decimocuarto año
               del  reinado  de  Seneferu  registra  la  creación  de  35  haciendas  reales  (con  su

               correspondiente  mano  de  obra)  y  122  granjas  de  ganado  vacuno.  Muchas  de

               aquellas  nuevas  instalaciones  se  emplazaban  en  las  amplias  extensiones  del

               delta, y una de ellas, situada en la parte occidental del delta, llegaría al alcanzar
               con  el  paso  del  tiempo  un  tamaño  considerable.  Imu  (la  actual  Kom  el-Hisn)

               demuestra hasta qué punto la demografía del Egipto del Imperio Antiguo venía

               configurada  por  la  política  del  Estado.  Aunque  parece  ser  que  en  el  lugar  se
               criaba  ganado  en  grandes  cantidades,  la  población  local  no  disfrutaba  de  los

               frutos de su trabajo. Su dieta era inusualmente pobre en carne y derivados del

               vacuno, lo que sugiere que la mayor parte del ganado se enviaba directamente al
               palacio real y a los centros de culto de las inmediaciones de Menfis, dejando que

               la  supervivencia  de  los  propios  criadores  de  ganado  dependiera  de  una

               alimentación más precaria. Parece ser que incluso los cereales cultivados en Imu
               se destinaban preferentemente a alimentar al ganado antes que a sus cuidadores

               humanos. Una vez más, podemos ver en ello la naturaleza esencialmente egoísta

               de la monarquía del antiguo Egipto; más que un despotismo ilustrado, este era

               solo un puro y simple despotismo.
                  Mientras  que  los  extensos  campos  de  las  tierras  bajas  del  delta  resultaban

               ideales para el pastoreo de vastos rebaños de vacuno, las haciendas reales del
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