Page 103 - Auge y caída del antiguo Egipto
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Alto Egipto se concentraban en la producción de cereales. El principal cultivo
era la cebada, que proporcionaba el ingrediente básico tanto para el pan como
para la cerveza. El clima de Egipto y el régimen anual del Nilo favorecían la
agricultura. En cuanto las aguas de la crecida retrocedían, a comienzos del
otoño, en los campos recién regados y fertilizados, se sembraba la simiente que
germinaba con gran rapidez. La principal época de cultivo coincidía con los
meses más fríos del invierno, y, a continuación, el comienzo del verano traía la
maduración del grano y permitía que la cosecha se realizara en condiciones
ideales, antes de que llegara la crecida y se iniciara de nuevo el ciclo anual. En
un entorno tan favorable, resultaba relativamente fácil producir excedentes, y
también resultaba fácil para el Estado desviar una proporción significativa de la
producción agraria por medio de la tributación para financiar sus propios
proyectos. El producto final de toda esta actividad económica queda muy bien
ilustrado en los relieves del «templo del valle» de Dahshur. En un friso que
rodea sus muros se representa a una hilera de mujeres portadoras de ofrendas,
cada una de las cuales personifica una finca real distinta, llevando provisiones
para el culto regio. Con ello, el rey hacía saber que su pirámide era una empresa
nacional que implicaba la participación de todo el país, le gustara o no a la plebe.
Puede que Seneferu estuviera en situación de mandar sobre su pueblo y sobre
sus medios de subsistencia, pero no podía controlar las fuerzas de la naturaleza.
Cuando la enorme pirámide de Dahshur alcanzó la mitad de la altura prevista, la
geología intervino bruscamente. En el revestimiento exterior empezaron a
aparecer unas grietas que constituían los primeros indicios inequívocos de
desplome. Las arenas y los esquistos de debajo no eran lo bastante fuertes como
para soportar el inmenso peso de la creciente pirámide, y el terreno había
empezado a ceder. Como medida de emergencia, se colocaron enormes bloques
de piedra adicionales en torno a la base de la pirámide, reduciendo con ello el
ángulo de inclinación de los lados a 54 grados; pero la medida fue insuficiente, y
además llegó demasiado tarde. En los pasillos y cámaras internos empezaron a
abrirse fisuras. Los arquitectos probaron de todo, desde reparaciones con yeso