Page 99 - Auge y caída del antiguo Egipto
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     tribales. Pero todo eso cambió al parecer a comienzos de la IV Dinastía. La corte
               promulgó  nuevos  estilos  de  cerámica  y  escultura  para  ser  producida  en  los
               talleres estatales. El Estado fundó nuevas ciudades que habían de reemplazar a
               los antiguos centros de poder: Iunet (la actual Dendera) desplazó a Cheni como
               capital  administrativa  regional,  Tebas  creció  a  expensas  de  Nubt,  y  Dyeba
               eclipsó  a  Nejen.  Resulta  tentador  ver  estos  fenómenos  como  factores  de  una
               política pública deliberada y coordinada, destinada a sofocar la autonomía local
               y  reemplazarla  por  una  nueva  y absoluta dependencia de  la autoridad central.
               Incluso  en  el  ámbito  funerario,  pasó  a  predominar  por  encima  de  todo  la
               imponente  presencia  del  rey;  cualquiera  que  tuviera  algún  puesto  en  la  vasta
               maquinaria  del  Estado  aspiraba  a  ser  enterrado  en  el  cementerio  de  la  corte,
               fundado por el rey y dominado por su propio y gigantesco monumento funerario,
               en lugar de recibir sepultura en su cementerio local, consagrado por el tiempo y
               sus lazos ancestrales.
     	
