Page 105 - Auge y caída del antiguo Egipto
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debía estar completado antes de su muerte. Como póliza de seguros por si no se
lograba, los arquitectos reales volvieron a Meidum a fin de convertir la pirámide
de ocho escalones del rey en una verdadera pirámide geométrica, añadiéndole la
albañilería necesaria para ello. Durante un tiempo, pues, hubo importantes
trabajos de construcción en tres monumentos simultáneamente, lo que
representaba una utilización sin precedentes de mano de obra y recursos.
El incremento del ritmo de construcción fue extraordinario. En la primera
década del reinado de Seneferu, durante los trabajos iniciales en Meidum, sus
constructores habían colocado unos 35.000 metros cúbicos de piedra al año. En
la segunda década, cuando tomaba forma la Pirámide Acodada, el ritmo aumentó
a 80.000 metros cúbicos anuales. En la tercera década del rey en el trono, cuando
se estaba trabajando en tres frentes, se colocaron cada año entre 100.000 y
150.000 metros cúbicos de piedra. Es poco probable que este ritmo de trabajo
fuera superado nunca, ni siquiera una generación más tarde, durante la
construcción de la Gran Pirámide de Jufu en Giza. Se ha calculado que la tercera
pirámide de Seneferu, conocida hoy como la «Pirámide Roja» (por el color de
sus principales bloques de piedra caliza), pudo haberse construido en el reducido
plazo de diez años y medio, lo que constituye un hecho extraordinario. El
esfuerzo adicional que requería arrastrar los bloques de piedra cada vez más
arriba de la pirámide se vio compensado por la marcada reducción del volumen
del monumento al aproximarse a su vértice: las 11 primeras hiladas de
albañilería (de un total de 157) representaban el 20 por ciento del volumen total
de la pirámide; para cuando los constructores colocaron la 66.ª hilada (a menos
de la mitad de la altura final), habían alcanzado ya el 80 por ciento del volumen
total. De ese modo, con un ritmo implacable y un esfuerzo enorme, la Pirámide
Roja se terminó a tiempo. Finalmente, el mayor constructor de pirámides de toda
la historia de Egipto tenía un monumento digno de su nombre (de hecho, el
nombre de Aparición fue traspasado a la Pirámide Roja, mientras que la
Pirámide Acodada fue rebautizada, de forma algo bochornosa, como Aparición
del Sur). No solo era perfecta en su forma exterior, sino que, además, sus