Page 109 - Auge y caída del antiguo Egipto
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reinado de su tío, contemplando el inmenso reto que le esperaba.
                  La primera fase de la construcción de una pirámide —y en muchos aspectos la

               más crucial— consistía en la delimitación y la preparación del emplazamiento.

               La extraordinaria precisión con la que la Gran Pirámide está alineada con los
               puntos  cardinales  indica  que  se  debió  de  utilizar  un  método  de  orientación

               relacionado con las estrellas, ya que los métodos solares sencillamente no son lo

               bastante  precisos.  No  se  sabe  con  certeza  cuál  fue  la  técnica  exacta  que

               emplearon los egipcios, pero es probable que se sirvieran de un par de estrellas
               que circundan el polo norte celeste: cuando las dos están en alineación vertical

               directa  (algo  fácilmente  comprobable  con  una  simple  plomada),  la  visual  en

               dirección a ellas señala el norte geográfico. Cabe imaginar que esta ceremonia
               de alineamiento se realizó con gran pompa, en presencia de sacerdotes y bajo la

               atenta mirada de Hemiunu y quizá también del propio rey, ya que la eficacia de

               la  pirámide  como  «máquina  de  resurrección»  dependía  de  la  exactitud  de  su

               orientación, tal como veremos más adelante.
                  Una vez delimitado el emplazamiento, y tras limpiar y nivelar el terreno de la

               base —probablemente utilizando canales tallados en la superficie de la roca que

               luego  se  llenaban  de  agua—,  llegaba  el  momento  de  iniciar  la  construcción
               propiamente dicha. La escala del proyecto parece casi sobrecogedora aún hoy,

               pero para la maquinaria estatal del reinado de Jufu, que gozaba de la experiencia

               acumulada durante toda una generación en la construcción de grandes pirámides,
               la empresa debió de presentar un aspecto menos abrumador. El planteamiento

               utilizado en el antiguo Egipto frente a cualquier proyecto a gran escala consistía

               en dividirlo en una serie de unidades más manejables. Y cuando se aplicó a la
               construcción de una pirámide y a la organización de una vasta mano de obra,

               este  sistema  resultó  ser  muy  eficiente  a  la  vez  que  sumamente  efectivo.  La

               unidad básica probablemente era un equipo de veinte hombres bajo la dirección

               de un jefe. Esto debía de generar de forma inmediata cierto espíritu de equipo y
               cierto sentimiento de amistosa rivalidad entre los distintos equipos, alentando a

               cada uno de ellos a tratar de superar a los demás; ese fue ciertamente el caso de
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