Page 112 - Auge y caída del antiguo Egipto
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un hervidero de actividad, centrada principalmente en alimentar a los miles de
               trabajadores de la obra. Más al sur, en las lindes de la meseta de Giza, floreció

               un  poblado  aún  mayor  en  reinados  posteriores.  Ello  ilustra  la  meticulosa

               organización  y  planificación  que  entrañaba  la  construcción  de  pirámides.
               Separado de la sagrada necrópolis por un enorme muro de piedra, de casi diez

               metros  de  altura  y  otros  tantos  de  ancho  en  su  base,  el  poblado  fue

               cuidadosamente  trazado.  Sus  diversos  componentes  apuntan  todos  ellos  a  una

               estructura  rígidamente  jerárquica  que  reflejaba  y  reforzaba  la  «pirámide  de
               gestión» de la mano de obra.

                  Los hombres dormían en condiciones bastante precarias, en toscos «lechos»

               de  tierra  alineados  en  las  paredes de  unos barracones. Cada barracón, largo y
               estrecho, pudo haber alojado a dos equipos de veinte trabajadores. En la parte

               trasera  de  cada  uno  de  ellos  probablemente  había  aposentos  más  espaciosos,

               reservados  a  los  supervisores  del  equipo.  El  supervisor  encargado  de  todo  el

               proyecto  —no  alguien  del  rango  de  Hemiunu,  sino  el  funcionario  que
               supervisaba  la  actividad  cotidiana  en  la  propia  obra—  vivía  en  una  casa  más

               grande e independiente, rodeado de mayores comodidades. Una sala hipóstila,

               situada directamente enfrente, pudo haber servido de comedor comunitario. Sin
               duda,  el  hecho  de  comer  juntos  habría  ayudado  a  reforzar  los  vínculos

               comunitarios  y  de  amistad  entre  el  personal.  El  duro  trabajo  manual  de  la

               construcción de pirámides exigía una dieta rica en proteínas, y todos los días se
               sacrificaban en el poblado hasta once cabezas de ganado vacuno y treinta ovejas

               y cabras, que proporcionaban carne para complementar las abundantes raciones

               de  pescado  en  salazón.  Al  mismo  tiempo,  docenas  de  tahonas  trabajaban
               activamente  para  producir  dos  productos  básicos  del  antiguo  Egipto:  pan  y

               cerveza. Los cereales, que constituían el ingrediente dietético más importante,

               eran  cuidadosamente  racionados,  y  su  distribución  era  objeto  de  una  estricta

               supervisión.  Los  silos  y  graneros  estaban  situados  en  un  real  complejo
               administrativo,  protegido  con  un  doble  cercado  y  situado  en  los  límites  del

               poblado para mayor seguridad; pese a la camaradería existente entre el personal,
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