Page 123 - Auge y caída del antiguo Egipto
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mayor comodidad del dios solar bajo su forma de halcón. Como correspondía a
               un monumento dedicado a la deidad preeminente, el templo solar contaba con su

               propia dotación de tierras y personal, y en cuanto institución era como mínimo

               tan importante como la real pirámide. De hecho, las provisiones destinadas al
               templo  funerario  del  rey  a  menudo  eran  entregadas  pasando  primero  por  el

               templo solar, que actuaba como una especie de «filtro sagrado», lo cual daba a

               los productos utilizados en la celebración del propio culto del rey un adicional

               marchamo divino de aprobación.
                  Los templos solares construidos por Userkaf y sus sucesores de la V Dinastía

               representaban  una  audaz  tentativa  de  «dar  una  nueva  imagen»  a  la  realeza

               egipcia.  Incapaz  de  seguir  soportando  la  carga  económica  que  representaba
               construir pirámides colosales, la monarquía tenía que encontrar una nueva forma

               de proyectarse y de subrayar su posición en la cúspide de la sociedad del antiguo

               Egipto.  Y  lo  hizo  alejando  al  monarca  todavía  más  de  la  esfera  mortal  y

               vinculándolo  más  estrechamente  que  nunca  al  reino  de  lo  divino.  En  las  tres
               primeras dinastías, la ideología regia había hecho hincapié en la posición del rey

               como  encarnación  terrenal  del  antiguo  dios  celeste  Horus.  En  la  IV  Dinastía,

               Dyedefra  había  dado  un  paso  más  al  denominarse  a  sí  mismo  «hijo  de  Ra»,
               añadiendo  el  dios  solar  a  la  red  de  vinculaciones  reales.  Basándose  en  tales

               precedentes, Userkaf dio expresión concreta a su relación con la divinidad solar,

               y  en  la  tradición  popular  posterior  sería  recordado  como  el  verdadero
               descendiente  de  Ra;  una  sutil  teología  en  lugar  de  las  toscas  exhibiciones  de

               poder: la psicología había reemplazado a la tiranía como la herramienta preferida

               de la propaganda real.
                  El  distanciamiento  deliberado  del  rey  con  respecto  a  sus  súbditos  adoptó

               asimismo  otras  formas.  Mientras  que  las  tumbas  de  los  burócratas  se  habían

               agrupado estrechamente en torno a las pirámides de la IV Dinastía en Giza —la

               proximidad al monumento real reflejaba el rango alcanzado en la corte—, en la
               V  Dinastía  se  impuso  una  marcada  separación  entre  el  divino  soberano  y  los

               simples mortales. La realeza y las personas normales y corrientes se verían ahora
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