Page 146 - Auge y caída del antiguo Egipto
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adecuadamente  y  careció  de  iniciativa  para  emprender  acción  alguna.  En
               períodos posteriores, este rey sería recordado en calumniosos relatos como un

               gobernante débil, inútil y afeminado, apartado de los asuntos de gobierno por

               una aventura clandestina con un general de su ejército.
                  Ciertamente, una gran parte del problema tuvo que ver en efecto con el rey;

               pero  no  con  sus  preferencias  sexuales,  sino  pura  y  simplemente  con  su

               longevidad.  Normalmente,  un  reinado  largo  era  señal  de  una  dinastía  estable,

               pero las muchas décadas durante las que Pepy II permaneció en el trono (2260-
               2175) causaron importantes problemas de sucesión. El rey no solo vio pasar a

               diez  visires,  sino  que  sobrevivió a tantos de  sus herederos  que la familia real

               tuvo que esforzarse para encontrar a un solo candidato que pudiera obtener un
               apoyo  generalizado.  Egipto  entró  en  una  imparable  pendiente  hacia  la

               fragmentación política. El joven monarca lleno de infantil entusiasmo se había

               convertido  en  un  frágil  anciano.  En  teoría  era  inmortal  (y  así  debió  de

               parecérselo cada vez más a sus súbditos), pero en la práctica simplemente estaba
               durando demasiado. Su muerte, cuando finalmente llegó, marcó tanto el final de

               una vida como el de una era. El Imperio Antiguo había completado su curso.
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