Page 417 - Auge y caída del antiguo Egipto
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cuantiosas para reconocerlas públicamente, pero de lo que no cabe duda es de
que el esfuerzo necesario para repeler a los invasores fue tremendo. En cambio,
parece ser que la batalla naval frente a la costa mediterránea se inclinó del lado
egipcio ya desde el principio, proporcionando así un tema mucho más adecuado
para los anales bélicos oficiales. La flota de los Pueblos del Mar, integrada por
transportes de tropas en lugar de barcos de guerra, carecía de armas de largo
alcance que oponer a los arqueros egipcios apostados en la costa. Los generales
del faraón sabían que aquella era su mejor baza. Si podían obligar al enemigo a
acercarse a la orilla hasta ponerse a tiro evitando que desembarcara, la victoria
podía resultar factible. Pero si un solo barco de transporte de tropas lograba
abrirse paso y desembarcar a sus guerreros en suelo egipcio, podían cambiarse
las tornas en muy poco tiempo.
La gran flotilla de naves extranjeras se vislumbraba ya desde la costa; grandes
barcos veleros sin remos, con las proas y popas talladas de forma que semejaran
las cabezas de pájaros monstruosos. A bordo, los guerreros enemigos parecían
igualmente temibles con sus yelmos de junco y sus escudos redondos. Entre las
pobladas filas de peleset, tyeker, denyen y weshesh, los egipcios divisaron
también a otros adversarios más reconocibles: los ubicuos y traicioneros
mercenarios egeos, los sherden, con sus distintivos cascos con cuernos. Los
sherden, que habían protegido a Ramsés II en Qadesh, luchaban ahora contra las
fuerzas de otro Ramsés.
Tal como habían planeado, las naves egipcias maniobraron para forzar al
enemigo a acercarse a la costa, directamente hacia la desembocadura del Nilo. Si
los invasores creían que la balanza se inclinaba en su favor, se equivocaban de
medio a medio. En cuanto se encontraron a unos centenares de metros de la
costa, los arqueros egipcios abrieron fuego y lanzaron una lluvia de flechas sobre
las cabezas de los atacantes. Al ver que sus tropas a bordo caían como moscas,
los comandantes de las naves de los Pueblos del Mar debieron de intentar volver
a mar abierto, pero se encontraron cercados por la flota egipcia. Se desencadenó
entonces una batalla naval en que las naves enemigas fueron sistemáticamente