Page 510 - Auge y caída del antiguo Egipto
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salvar su vida, a la ciudad de Tebas». Desde allí tuvo que dedicarse a sofocar
una rebelión oportunista que había estallado en las provincias del sur. Mientras
tanto, Asurbanipal impuso su dominio formal sobre todo el país, exigiendo
juramentos de lealtad a los gobernantes locales del valle del Nilo y del delta, y
designando gobernadores asirios. Egipto se convirtió en una mera provincia de la
Gran Asiria.
Pero, paradójicamente, la política interna que tanto había minado los esfuerzos
kushitas por unificar Egipto vino a ofrecerles su único rayo de esperanza. En
cuanto Asurbanipal hubo abandonado el país, muchas de las dinastías empezaron
a conspirar e intrigar con Taharqo para recuperar la independencia egipcia, y
para hacerlo, además, con sus propias condiciones. Podrían haber tenido éxito de
no haber sido por la eficacia del aparato de seguridad interno de los asirios. Una
vez que los gobernadores de Asurbanipal se enteraron del complot…
Detuvieron a aquellos reyes y pusieron esposas y grilletes en sus manos y pies … Y pasaron por la
espada a los habitantes, viejos y jóvenes, de Sais, Pindidi, Dyanet y de todas las demás ciudades que se
habían asociado con ellos. Colgaron sus cuerpos de estacas, les arrancaron la piel y con ella cubrieron las
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murallas de las ciudades…
Se realizaron ejecuciones públicas en todo el delta a modo de sombría
advertencia, y los cabecillas de la insurrección fueron deportados a la capital
asiria, Nínive, para ser eliminados a voluntad de Asurbanipal. El único líder que
escapó con vida fue Necao de Sais, quien hizo una profusa demostración de
lealtad que le valió para ser enviado de vuelta a Egipto a gobernar su antiguo
feudo. En señal de la confianza que Asurbanipal había depositado en él, al hijo y
heredero de Necao, Psamético, se le dio un nuevo nombre asirio y se le nombró
gobernador de la ciudad de Hutheryib, en el delta, cuyo antiguo príncipe había
sido ejecutado junto con los demás conspiradores. No era la primera vez que los
astutos gobernantes de Sais salían indemnes de una tormenta política; indemnes
y envalentonados. Al igual que Tefnajt había sido el principal adversario de