Page 524 - Auge y caída del antiguo Egipto
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tierra oscura, remota e insignificante llamada Persia, que por entonces era un
territorio vasallo del poderoso Imperio medo. Ciro, sin embargo, tenía
ambiciones, y pronto se rebeló contra su amo y señor, lo destronó y reclamó
Media para sí. El faraón egipcio apenas mostró interés en todo aquello; era una
disputa en un país lejano entre gentes de las que él no sabía nada. Pero Egipto
habría de lamentar su autocomplacencia. Dos décadas después de acceder al
poder, Ciro había conquistado primero el reino anatolio de Lidia y luego
Babilonia, convirtiéndose en el gobernante indiscutible de un imperio que se
extendía desde las orillas del Egeo hasta las montañas del Hindu Kush. De
repente, y como llovida del cielo, en la región había una nueva y terrible
superpotencia con un hambre de conquista aparentemente insaciable.
Lo único que Ahmose II pudo hacer fue reclutar a más mercenarios griegos,
incrementar sus fuerzas navales y confiar en que las cosas no fueran a peor. La
muerte de Ciro en el 530 mientras luchaba contra los feroces nómadas escitas de
Asia Central, pareció ofrecer un tenue rayo de esperanza. Sin embargo, cualquier
posibilidad de alivio se vio rápidamente truncada por los acontecimientos
ocurridos en el propio Egipto. El rey Ahmose, con su experiencia militar y su
capacidad estratégica, había mantenido satisfactoriamente el control durante
cuatro décadas, así que su fallecimiento en el 526 y la entronización de un nuevo
faraón de dudosas cualidades, Psamético III (526-525), supusieron un duro golpe
para el país. La muerte de un monarca siempre comportaba un período de
vulnerabilidad, pero con un agresor a las puertas aquello era un auténtico
desastre para Egipto.
El nuevo «gran rey» de Persia, Cambises, vio la oportunidad y la aprovechó.
A las pocas semanas de recibir la noticia de la muerte de Ahmose, marchó
rumbo al delta. En el 525, sus fuerzas invadieron Egipto, tomaron Menfis,
ejecutaron a Psamético III y anexionaron por la fuerza las Dos Tierras al
creciente reino persa.
Cambises no tardó en imponer un gobierno al estilo persa en su último
dominio. Abolió el cargo de «esposa del dios Amón», negó a la hija de Ahmose