Page 142 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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tipo religioso, según se deduce de la pos­
                                            terior epigrafía romana de época imperial
                                            (ILS,  5019). De acuerdo con aquellos iu-
                                            siuranda  (parecidos  a los  de  las  anfictio-
                                            nías griegas), los componentes de la fede­
                                            ración escogían a un sacerdos de entre los
                                            principes de las doce «repúblicas», número
                                            inspirado  en  el  de  la  Confederación jo­
                                            nia, elevado luego a quince (Etruria quin­
                                            decim populorum). Aquel cargo —que que­
                                            daría reducido a los asuntos sagrados, en
                                            opinión  de  M.  Pallottino—  solía recaer,
                                            generalmente,  en  el  representante  de  la
                                            ciudad  de  mayor  importancia  económi­
                                            ca, social y militar.  Sacerdos sería el título
                                            que todavía tendría —a veces junto a co­
       Askós de impasto decorado con caballero. (Museo
                                            ronatus—, en el Bajo Imperio romano, el
                Arqueológico, Bolonia.)
                                            presidente de los juegos de Volsinii.
                                                Cada uno de aquellos personajes, sus­
                                            ceptibles de ser elegidos como sacerdos, de­
       sempeñaba también la magistratura suprema en sus respectivas  ciudades, magistratura
       que, al parecer, era indicada con el vocablo züath y sus variantes (de la raíz zil-, que signi­
       fica «gobernar»). Ellos controlaban la dirección política suprema, determinaban las alian­
       zas y mandaban la milicia. Se asistió, pues, a un proceso político que, desde la monar­
       quía (lucumón) y la república aristocrática (princeps civitatis), abocó en una república con­
       trolada por magistrados patricios (Etruriaprincipes) bajo la presidencia de uno de ellos.
           Como se ha indicado, la abolición de la monarquía no significó, sin embargo, el
       triunfo de un movimiento democrático. La aristocracia —o, si se quiere, la oligarquía
       de principes— continuó detentando el poder, según señaló R. Lambrechts, afirmación
       que puede  demostrarse por los  textos  epigráficos y por la  continuidad  de las  ricas
       tumbas familiares de las poderosas gentes. De hecho, como recogió J. Heurgon hace
       años, diferentes jefes de la aristocracia etrusca aparecían revestidos de responsabilida­
       des políticas.  En un pasaje  de Tito  Livio  (X,  13),  en el que  se  oponen los principes
       Etruscorum a los magistratus Samnitium, se da a entender que los principes, esto es, los
       «grandes» de las ciudades, eran magistrados etruscos, que funcionaban de modo co­
       lectivo y bajo el control de un princeps civitatis. No obstante, sí tuvieron lugar deter­
       minadas luchas sociales (bella servilia), especialmente en Arezzo (seditio contra los Cil­
       nii), Caere (expulsión de su rex Orgolnio) y en Volsinii, sobrevenidas a efectos de in­
       tentar  arrancar  a la  aristocracia  los  derechos  cívicos  de  los  que  estaban  excluidos.
       Aquellas revueltas coincidieron con el declinar etrusco, facilitando así a Roma inme­
       jorables pretextos para su intervención en aquellas sublevaciones.

       Estructuras político-tenitoriales

           Poco es lo que se sabe de tal tipo de estructuras, mencionadas en el famoso Liber
       linteus de Zagreb, y que respondían a los vocablos cilth, spura, methlum, tuthina y rasna.
       Tales vocablos, según G. Colonna, equivaldrían a las siguientes igualdades: cilth = arx
       =  okri; spura =  civitas = tota; methlum = urbs; tuthina = vicus; rasna =  populus.


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