Page 160 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
P. 160
(tipo «A», tipo «B») diferenciándolas por su perímetro y longitud. Otro tipo, algo mayor,
adoptaba la forma de un «poncho» (ejemplar de Narce, del Museo de la Universidad de
Filadelfia), constituyendo el precedente de las verdaderas corazas posteriores.
En cualquier caso, hemos de suponer que la totalidad —o la mayoría— de los sol
dados se protegerían con corazas hechas de cuero o de tejido fuertemente acolchado.
Más numerosos han sido los hallazgos de armas ofensivas correspondientes a
aquella etapa cultural. Consisten en puñales, jabalinas, lanzas —algunas largas—, es
padas —en su mayoría de corta longitud— y hachas, creídas éstas por A. Grenier
como el arma de guerra por excelencia de los villanovianos. Tales características per
miten aventurar que los combates serían cuerpo a cuerpo.
Aun cuando se puede reconstruir la panoplia completa de un guerrero villanoviano
—que comportaba, según Ch. Saulnier, casco de bronce o de cuero, escudo de madera
o de bronce, protector de corazón, cnemides, espada corta o puñal y lanza—, no ha lle
gado ninguna tumba en la que haya aparecido todo este armamento en su totalidad.
Una tumba villanoviana de Veyes contenía, sin embargo, un casco, un escudo,
una lanza, dos calcañares, una espada, un hacha y un bocado de caballo. Este último
elemento, signo evidente de distinción social, funcionaba como referente simbólico
(parspro toto), indicando el derecho de usar carro arrastrado por caballos.
Por otro lado, otra tumba de la necrópolis de Olmo Bello de Bisenzio ha facilita
do un interesante stámnos de bronce, del siglo vm a.C. (hoy en el Museo de Villa
Giulia de Roma), que contiene, a modo de ornamento en su tapa y en la parte supe
rior del cuerpo, una serie de guerreros itifálicos, armados con escudos redondos, lan
zas, mazas y yelmos en el contexto de una escena de claro significado religioso, en la
que una extraña figura encadenada es el centro de interés. Acerca del mismo nos ocu
paremos en páginas posteriores.
La difusión del caballo y el empleo cada vez mayor de objetos metálicos, tanto
de uso militar como funerario, significaron entre los etruscos un cambio no sólo eco
nómico sino también social, prefigurando tales elementos las principescas tumbas
orientalizantes que muy pronto iban a aparecer.
Algunas piezas —hólmos, dinos, askós— recogen en su decoración caballeros arma
dos, testimoniando con ello su carácter elitista. Digno de interés es un askós de la Tom
ba Bemacci de Bolonia, fechado en el siglo viii a.C., trabajado a modo de artístico toro
sobre el que se ha sobrepuesto un motivo plástico en forma de tosco caballero.
Al parecer, la ausencia de elementos defensivos en torno a los enclaves villano
vianos de la Emilia, por ejemplo, y la disminución progresiva de los mismos, hacen
suponer una vida pacífica en aquella región. No puede decirse lo mismo de la Etru
ria interior, en donde las localidades de Tarquinia y de Veyes, con sus abundantes res
tos de armas, testimonian la práctica de la guerra llevada a cabo entre los mismos
etruscos, contra los montañeses de los Apeninos, así como contra los latinos, fenicios
e incluso griegos, quienes en el siglo v iii a.C. ya estaban presentes en las colonias que
habían fundado en suelo itálico.
Las a r m a s d e l p e r ío d o o r ie n t a l iz a n t e
El siglo vil a.C. conoció una nueva manera de entender la vida, circunstancia
constatada por el lujo, el refinamiento y la riqueza de que se supieron rodear las cla
ses altas etruscas. Infinidad de objetos exóticos de corte orientalizante, que primero
166