Page 163 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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L. Pareti. Curiosamente, no se localizó en ella ningún arma defensiva, pero sí nume
rosas ofensivas, todas ellas de hierro: dos grandes lanzas, jabalinas, una punta de lan
za, restos de un arco y diez flechas, además de cuatro hojas de cuchillo. La tumba
contenía también un carro funerario de cuatro ruedas, que fue desmantelado en su
día a causa de la falta de espacio, un lecho circundado de numerosas estatuillas de
bucchero y ocho bocados de caballo.
En Preneste, sin embargo, sus dos célebres tumbas orientalizantes (Barberini y
Bernardini) han sido parcas en objetos de uso militar.
Dato curioso que constatar es la presencia, aunque muy escasa, de escudos en
tumbas femeninas (por ejemplo, en Veyes). La explicación puede hallarse en que se
trataría de mujeres de un particular estatus social, tal vez esposas de jefes o mujeres
que ejercían algún tipo de poder. El hecho también de aparecer escudos bilobulados
siempre a pares y escudos redondos en número de cuatro (Tomba Barberini) en una
misma tumba no demuestra la conexión funcional de los escudos con otras armas
del ajuar, sino que tan sólo indicaría el rango gentilicio de la persona inhumada.
Piezas orientalizantes con temática militar
Como contrapartida a la escasez de armas auténticas, la época orientalizante fue
rica en representaciones figuradas, si bien obedeciendo en su presentación estética a
postulados egiptizantes y helénicos.
Donde aparecen figuradas con mayor profusión es en los objetos metálicos, en
las cerámicas y en algunas estelas de piedra.
Entre los objetos metálicos hay que recoger una pátera de plata dorada de Caere,
publicada muchas veces, hallada en la Tomba Regolini-Galassi\ y hoy en el Vaticano.
En la misma, diferentes hombres provistos de escudos, armas, arcos y lanzas, segui
dos por jinetes lanzando flechas, atacan a un león; en el círculo exterior decorativo
de la pátera se hallan un carro y tres infantes, a los que sigue una escolta de cuatro
grupos de cinco infantes cada uno, separados por un jinete. Los infantes van arma
dos cada uno con dos lanzas y un pequeño escudo redondo.
En Marsiliana d’Albegna, dos placas de bronce de forma triangular presentan la fi
guración de un guerrero con abundante armamento ofensivo. Interesante es también
una pyxis de Chiusi, asimismo muy estudiada; tal pieza presenta en su tercer registro
decorativo un guerrero montado sobre un carro, seguido de tres infantes y un caballe
ro sin armas. Los guerreros van desnudos, pero tocados con casco corintio y portando
un escudo circular y una gran lanza. Lo mismo cabe decir de un lébes de plata dora
da de la Tomba Bernardini de Preneste, decorado con un desfile de jinetes y hoplitas.
Entre las cerámicas con representación de armas hay que aludir a tres magníficas
piezas ampliamente divulgadas y conocidas: una jarra procedente de la Tomba di
Boccboris, la oinochoe de Tragliatella y la Crátera de Aristonothos.
La primera pieza, la jarra de impasto rojo, de la Tomba di Bocchoris de Tarquinia,
está decorada con siete hoplitas armados con lanzas muy estilizadas y protegidos con
cascos de cimera y escudos circulares. Por detrás de los mismos se distinguen las mu
rallas y torres de una ciudad, clara evocación de perfiles orientales. Para H. Hencken,
se trata de una pieza de iconografía fenicio-chipriota, pero con guerreros de «corte»
griego. Tal vez nos hallemos ante la adaptación etrusca del tema de la Tebaida, con
los siete guerreros que se presentan ante las siete puertas de Tebas.
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