Page 215 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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C a p ít u l o IX
La vida cotidiana:
distracciones y preocupaciones
Nada se sabe de la jornada cotidiana de los etruscos, que dependería lógicamen
te de la situación familiar, social y económica de cada uno. Hay que suponer que el
día a día sería similar al vivido por un griego o un romano.
Ignoramos a qué hora de la mañana se levantaban, momento que variaría consi
derablemente según se fuese lucumón, arúspice, rico terrateniente, militar o esclavo.
Tampoco se poseen referencias acerca del aseo personal, aunque hay que pensar en
que sería cotidiano y esmerado —al menos por lo que respecta a las clases sociales
superiores—, dada la gran cantidad de objetos de tocador (peines, pinzas, estile
tes, almohadas, ungüentarlos y espejos) que nos han llegado.
D if e r e n c ia c ió n d e f u n c io n e s
En las sociedades del mundo antiguo, el destino de la mujer era el de procrear y
educar a los hijos, además de participar en numerosas ocupaciones manuales. Hilar
la lana fue, como dijo Μ. I. Finley, el emblema de su complejo y fundamental que
hacer. Respecto al hombre, sus ocupaciones básicas fueron la confección de armas,
la guerra, los trabajos agrícolas y el artesanado.
Los ajuares funerarios etruscos documentan muy bien tal diferencia de funcio
nes, abundando en las tumbas de mujeres las fusayolas, las piezas de telar, ruecas, hu
sos —incluso de material noble— para testimoniar en no pocos casos, aunque la mu
jer no trabajase, su posición social. En la Odisea (XXI, 350-353), que nos puede servir
para ilustrar la vida de las cortes aristocráticas del primer orientalizante mediterráneo,
Telémaco invita a su madre Penélope a acudir a su quehacer, esto es, al telar y a la me
ca. Tanaquil, la mujer etrusca de Tarquinio Prisco, también fue recordada por Plinio
el Viejo (Mat. Hist., VIII, 194) con huso y rueca.
Otra ocupación femenina fue la de su participación activa en los funerales, ayu
dando tanto en los preparativos del entierro como en las lamentaciones y demás ce
remonias funerarias, según evidencian determinados restos arqueológicos.
Por otro lado, en las tumbas masculinas lo usual fue la deposición de muy varia
das armas y de carros, aparte de vajillas y otros enseres de carácter agrícola y artesa-
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