Page 216 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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nal, testimonio —como se ha dicho— de sus ocupaciones básicas: la agricultura, el
artesanado, la guerra y la caza.
La preparación de la comida cotidiana incumbía en Etruria, al parecer, tanto a
mujeres como a hombres, si bien se ha pensado —deduciéndolo de la presencia de
nombres femeninos en las cerámicas— que la organización de los banquetes y
symposia sería cosa femenina, naturalmente contando con la colaboración de los sir
vientes en el caso de las familias aristocráticas, tal como se puede observar en las pin
turas de la Tomba Golini I de Orvieto.
Además de participar las esclavas y sirvientas en muy variadas tareas domésticas,
también lo hicieron en el campo de la música (tocadoras de instrumentos, crótalos y
flautas) y en el social, en este caso, como mujeres de compañía, asociadas las más de
las veces a la prostitución.
O c u p a c io n e s y d is t r a c c io n e s
Debemos suponer que cada cual ocuparía la mañana y la tarde en sus negocios,
actividades o trabajos, disfrutando, si llegaba el caso, al atardecer de algunos momen
tos de esparcimiento, reservados éstos sólo a las clases ricas y burguesas.
Esos buenos momentos del día —o de períodos de días, según las circunstancias,
la categoría social y el grado de riqueza de las familias— se llenaban con numerosas
distracciones, tanto puramente particulares o domésticas como proporcionadas con
motivo de reuniones sociales, caso de las ceremonias funerarias o religiosas.
Las enfermedades también significaron un motivo de preocupación dentro del
vivir cotidiano. Frente a ellas los etruscos poco pudieron hacer.
El juego de los dados
Entre las distracciones más comunes podemos hablar de uno de los juegos más
difundidos entre los etruscos: el de los «dados». Se han hallado numerosos ejempla
res de dados (Chiusi, Comarcchio, Populonia, Siena, Todi, Palestrina), elaborados en
marfil, hueso y alabastro, e incluso una tabula lusoria para jugar sobre ella, junto a la
bolsa que los contenía, figuradas tabula y bolsa en la Tomba dei Relievi de Caere, del
siglo iv a.C. En Chianciano se hallaron apliques de marfil, en forma de ojos, que or
namentaron una caja destinada a guardar dados.
Los dados, cúbicos y paralelepípedos, encontrados en los ajuares de las tumbas,
presentan en sus caras la serie numérica del 1 al 6 marcada en unos casos con puntos
rodeados con circulitos incisos y en otros —se trata de un unicum— con las palabras
de los numerales correspondientes. Este último caso puede verse en dos dados de
Tuscania —para G. Colonna, procederían de Vulci—, hoy atesorados en la Bibliote
ca Nacional de París.
No han faltado hipótesis acerca de cómo se podría haber jugado con los dados.
Puesto que se trata de especulaciones sin más, no podemos argumentar nada ni en
cuanto al número de tiradas ni a la suma o resta de los números de sus caras.
La gran cantidad de dados recuperados testimonia, como se ha dicho, la difusión
que tal juego doméstico tuvo en Etruria, practicado incluso por reyes, caso de Laris
Tolumnio de Veyes, como recordó Tito Livio (IV, 17).
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