Page 264 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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En general, todas las manufacturas metálicas (armas, vasos de bronce —sobre
todo los «de borde perlado»—, oinochóai picudas — «tipo schnabelkanne»—, metalur
gia artística) gozaron siempre de un gran prestigio en toda la cuenca mediterránea, en
especial entre los griegos.
Fueron estos quienes muy pronto, y como se dijo con anterioridad, habían llegado
a visitar determinadas áreas italianas en busca de los metales que ellos precisaban. Sería
el metal etrusco el elemento de cambio respecto a los productos artesanales griegos y
muy pronto, por ello, las comunidades villanovianas harían de su acopio un instru
mento de poder y, lógicamente, de intercambio. El control de los minerales haría que
sus detentadores —las clases aristocráticas— se convirtieran en la clase dominante.
Las zonas mineras etruscas por antonomasia comprendieron distritos específicos: el
de los montes de la Tolfa, que en tiempos históricos fue límite entre Tarquinia y Caere;
el de los montes Amiata y el de las Colinas Metalíferas (A. Zifferero), dependiente de
Vetulonia; el del Campigliese, cuyo metal se controlaba desde Populonia, y el del Vol-
terrano, con diferentes enclaves. A ellos debe añadirse la isla de Elba, generosa ésta, se
gún Virgilio (Eneida, X, 174) y Estrabón (V, 2), «en minas de hierro inagotables».
Por desgracia, ignoramos todo lo relacionado con la propiedad de las minas, con
su organización y con sus sistemas de producción (se precisaban 40 unidades de car
bón para obtener una sola unidad de metal), si bien el haber localizado algunos cen
tros de extracción y exportación —caso del complejo que existió en las cercanías de
Massa Marittima, dependiente de Vetulonia— permite deducir, como hemos argu
mentado, que determinadas familias, ya desde la Edad del Bronce, controlaban las
actividades metalúrgicas.
En cualquier caso, las fuentes literarias (Rutilio Namaciano y Diodoro de Sicilia,
además de los citados Virgilio y Estrabón) son coincidentes a la hora de emplear pala
bras de admiración en lo referente a la minería etrusca. Los estudios de G. Camporea-
le han demostrado la importancia que como centros mineros y de manufacturación
metálica tuvieron Arezzo, Volterra, Populonia, Vetulonia y Tarquinia especialmente.
Populonia emitió en el siglo ill a.C. una serie de monedas en cuyo anverso se fi
guró la cabeza del dios etrusco Sethlans, titular del artesanado, y en su reverso unas
tenazas y un martillo. Según D. Briquel, aquellas monedas proclamaban de modo
sobrado lo que la ciudad «debía a los que trabajaban en sus talleres metalúrgicos»,
ubicados fuera de las murallas de la ciudad.
Minerales no metálicos
Entre los minerales no metálicos y de origen lítico hay que citar, siguiendo a G. Ta-
nelli, el ocre y el cinabrio, usados como colorantes, la alúmina, a partir de la cual prepa
raron el alumbre, empleado también como producto medicinal y sobre todo como
mordiente para fijar los colores en tejidos y cueros. Asimismo, hicieron un amplio uso
de las arcillas para fabricar cerámicas y materiales refractarios, así como de los alabastros
yesosos y calcáreos, además de la toba, el granito y varios tipos de piedra arenisca.
El oro
Por lo que sabemos, el oro, aunque geológicamente se registra en Massa Maritti
ma, no se extrajo de tal zona. Fue de origen foráneo, obtenido mediante intercam-
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