Page 298 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma

tualmente perdida), según evidencian
los numerosos orificios que aparecen en
ella.
Debe ser mencionada también la
urna de terracota (siglo π a.C.) del Wor­
cester Art Museum (Massachusetts, Esta­
dos Unidos), que en su tapadera figura a
un hombre reclinado sobre el lecho funera­
rio, mientras que en la pared de la urna
se ha representado una batalla contra los
galos.
Asimismo, otras umas son igualmen­
te notables, destacando, entre ellas, una
de época helenística (siglos π y I a.C.), del
Museo Guamacci de Volterra, en cuya ta­
padera se halla modelado un hombre ban­
queteando, acompañado de una mujer (¿su
esposa?, ¿un demonio femenino?), de
gran efectismo plástico, y la de ThanaAn-
carui Helesa, del British Museum.
Cabeza de un «vaso canopo». Dolciano. (Museo Conectado con estos ejemplares
Arqueológico de Chiusi.) debe señalarse el sarcófago, también de
terracota (finales del siglo m a.C. o prin­
cipios del II a.C.), del Museo Vaticano,
de concepción artística muy «manierista», que representa en su tapadera a un joven
desnudo echado sobre el lecho con las piernas contraídas y la mano izquierda agarra­
da a los pliegues del cobertor como en un espasmo. La presencia de un perro de caza
a su lado, lamiéndose una herida, hace pensar que el titular del sarcófago habría
muerto a consecuencia de un incidente de caza. Para algunos estudiosos, la figura­
ción representaría el relato mítico de la muerte de Adonis. En las publicaciones al
uso, esta pieza es conocida como el Adonis moribundo.

f) Otras obras de terracota

De significativo interés son las tres esculturas de finales del siglo vil a.C. (50 cm de
altura como promedio), con influencias plásticas norsirianas, que adornaron en su día
otros tantos asientos de la cámara lateral de la Tomba delle Cinque Sedie de la necrópolis
de la Banditaccia, en Caere. Los citados ejemplares (tres hombres y dos mujeres), en
los que se puede ver un intento de individualizar los rasgos de los representados, sin
duda, ancestros a modo de imagines maiorum de la pareja titular de la tumba, se figu­
ran sentados con la mano izquierda puesta sobre la rodilla y la derecha extendida
para recibir un objeto, hoy día perdido. Cuatro de ellas (dos cuerpos y dos cabezas)
se atesoran en Londres y otra, masculina, en el Museo del Palazzo dei Conservatori
de Roma.
Más por su interés religioso que artístico debemos reseñar las 33 estatuillas de
bucchero, de tan sólo 10 cm de altura, que fueron halladas en la Tomba Regolini-Galas-
si, divisibles por la disposición de sus manos en cuatro grupos, y que hubieron de

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